Sebastián Tedesco y Bruno Mesz, Vajilla Emocional, 2021. Tablets, Soportes y dispensadores de tiras aromáticas impresos en 3d, tiras aromáticas, aromas y pre-test impresos en papel A4 enmarcados con vidrio, medidas variables. Foto: Gian Paolo Minelli

Obras entre Sentidos: Una Conversación con Sebastián Tedesco

Artista visual, diseñador industrial, curador, investigador y emprendedor en el campo de la tecnología y la biotecnología, el argentino Sebastián Tedesco desarrolla su obra desde una perspectiva que entiende al arte como una idea en elaboración de manera constante. Rompiendo fronteras entre las distintas disciplinas plásticas y visuales, su obra va pasando de la bidimensionalidad a las instalaciones, de los objetos a las videoinstalaciones, así como contemplando experiencias sensoriales que comprometen sentidos usualmente menos estimulados como el tacto o el olfato. Se desempeña como coordinador académico y profesor de la carrera de Especialización en Diseño Conceptual de la UNTREF; Co-director e investigador del proyecto “Asociaciones transmodales entre audición, gustación y olfacción” en el Instituto de Investigación en Arte y Cultura (IIAC) – UNTREF y Maestrando en la Maestría en Curaduría en Artes Visuales – UNTREF. Desde 2013 exhibe su obra en destacadas muestras y espacios/museos internacionales tales como el Festival Internacional de Lenguaje Electrónico de Sao Paulo, e-flux NY, The Wrong New Digital Biennale, TEDx Riodelaplata, Medialab-Prado, Faena Arts Center, MACBA, MALBA, Loop Barcelona y recientemente en el Premio Andreani 2020, ArsElectronica 2020 y Bienalsur 2021. Es Director de Pampa Hemp, la primera empresa de biotecnología cannabica privada de Argentina y miembro fundador de ARGENCANN (Cámara Argentina de la Industria del Cannabis).

María Carolina Baulo: Me gustaría empezar por el concepto “idea-arte” que rige tu trabajo y que nos contaras sobre la lectura que haces vinculándolo con la filosofía.
Sebastián Tedesco: Para mí el arte es, fundamentalmente, una idea cambiante que uno va re-elaborando constantemente y que regula y define de qué modo nos relacionamos con el arte como receptores y como creadores. Yo cuestiono siempre mi idea-arte, la mantengo en permanente cambio, le incorporo nuevas capas. Para mí, la idea-arte es análoga a la de filosofía en dos sentidos: por un lado es el paradigma desde el cual se interpreta una realidad y se actúa en ella y por el otro es la herramienta necesaria para iluminar las zonas no evidentes de dicha realidad. Los artistas hacemos lo mismo: generar un lenguaje propio que revela sentidos ocultos de lo que nos rodea y develar una dimensión poética, un lugar donde se cruzan los límites de lo que está dicho y lo que no. Creo en lo transdisciplinariedad, que implica de por sí el cruce de distintas políticas y modos de acción, porque es ahí donde aparecen los vínculos que hacen posible la aparición de nuevas poéticas. Creo que el arte es la punta de lanza de casi todas las cosas y los artistas somos una especie de radar de lo que sucede en el tiempo que nos toca vivir. El arte es esa idea que cambia permanentemente y que siempre está corriendo la frontera de sentido. A mí me gusta pensar esto como un acto de magia que puede acontecer en cualquier contexto, bajo cualquier disciplina y en cualquier formato.

Superficies de contacto, 2016. Antenas, piezas en impresión 3D y elástico, medidas variables. Foto: Sebastián Tedesco

MCB: Tu obra se desarrolla en un campo multidisciplinario en cuanto a materialidades, soportes y formatos. Contanos de qué manera eliges la forma en que vas a interpretar materialmente esas ideas, es decir si partes del concepto para desarrollar la forma física o si es a la inversa.
ST: En realidad lo que más me interesa de lo transdisciplinar es poder tener las herramientas necesarias para transitar caminos alternativos al momento de desarrollar una obra. Mi formación como diseñador establece un camino que va de la idea a la materialidad, mientras que en el arte ese camino no es tan claro, muchas veces los artistas exploran una materialidad y en ese contacto con la materia aparecen ideas. Yo tengo un enfoque híbrido, trabajo con esas dos maneras o métodos. En la transdisciplinariedad, todas las disciplinas conviven al mismo nivel, no hay una que manda por sobre las demás. 

MCB: Las instalaciones site-specific Superficies de contacto y Donde está el peligro crece lo que salva (2016) combinan esculturas, tecnología, modelado e impresión 3D y dípticos audiovisuales. Estableces aquí la metáfora del ser/máquina, ser/obra. Contanos en qué contexto se presentan estos trabajos y cómo es su despliegue físico en el espacio.
ST: Estas obras fueron pensadas para Espacio Pla, un lugar dedicado a artes electrónicas y nuevos medios. La muestra se llamó “Persona” y en ella conviven las dos obras que mencionas. El título hace alusión a la noción de persona como máscara; la persona no es el ser humano necesariamente, sino una interfaz que creamos para interactuar. Yo estaba muy interesado en la impresión 3D y la inteligencia artificial, pensando en el debate sobre máquinas y humanos, y me pareció que persona era una palabra que reconciliaba estas ideas. Las máquinas pueden ser máquinas y los humanos podemos ser humanos, pero todos podemos ser personas. Superficies de contacto es una serie de esculturas que combinan el hallazgo del descarte tecnológico con el modelado e impresión 3D. Son como formas o máscaras de un ser en expansión. Estos seres/obra sugieren un futuro posible donde son capaces de crearse a sí mismos y forjarse una personalidad. Donde está el peligro crece lo que salva es una serie de dípticos audiovisuales que, mediante la operación de la fragmentación de materiales preexistentes, diseña nuevas entidades mecánicas. 

MCB: En la instalación Camiones de Carga (2018) abordas la relación arte-diseño, los límites entre ambos campos y la dinámica juego-funcionalidad. En este caso trabajas junto a otro artista, Diego Alberdi, en el marco de una muestra llamada “Condensación.” Contanos cómo se potencian e interrelacionan conceptual y espacialmente las obras.
ST: Camiones de Carga es una obra constituida por varios camiones de juguete intervenidos para transformarlos en prolongadores eléctricos con múltiples tomas. La obra indaga acerca de los límites entre el arte y el diseño, y sobre la relación entre funcionalidad y juego en la representación. Los camiones representan los atributos de la funcionalidad que simulan: la posibilidad de moverse sobre ruedas y la capacidad de una zona de carga. La intervención activa esas funcionalidades simuladas destinadas al juego convirtiéndolas en funcionalidades reales, convirtiendo el juego infantil en el juego adulto del arte. Las obras mías y de Diego se potencian e interrelacionan desde el juego, con una ambigüedad entre las escalas, los juguetes, lo que es de verdad y lo que es mentira. Las obras de Diego eran como paisajes urbanos vistos desde una ventana y armaban una especie de ciudad. Y los camiones de carga llevaban energía a esa ciudad. En esa sala estaba fija una obra de Pla que decidimos intervenir para la muestra, aprovechando su similitud formal con lo que podría ser un componente electrónico o condensador en escala gigante. 

Sebastián Tedesco y Bruno Mesz, Mas allá de la intimidad, 2018. Copa Transmodal, auriculares inalámbricos, vino blanco y tinto, medidas variables. Foto: Producción ElBulliLab

MCB: Tu obra tiene la particularidad de estimular toda la gama de los sentidos. Si pensamos en el gusto vinculado con el sonido, tomemos por ejemplo Maridajes Transmodales (2018), una performance transmodal que contempla la participación activa del público. ¿En qué consiste una experiencia de este tipo? Tengo entendido que también se establece un vínculo entre lo sensorial y lo psicológico.
ST: Es una obra que hice junto a Bruno Mesz y consiste en una performance donde se utilizan unas copas desarrolladas por nosotros para que el público experimente los efectos o asociaciones transmodales (correspondencias entre los sentidos) del sonido-gusto en el vino. La Copa Transmodal es una copa interactiva que tiene unos sensores capacitivos y un acelerómetro, que detecta el acto de beber, y movimientos en el espacio. Los datos recogidos por los sensores se envían a un sistema que los utiliza para crear atmósferas sonoras. Este proyecto está puesto en un contexto de la transdisciplinariedad entre arte y ciencia, específicamente de la psicología de la percepción multisensorial. Son experiencias que tienen que ver con esa hibridación transdisciplinar, y suelen suceder con participación del público. Bruno y yo no las entendemos como obras interactivas, sino como experimentos científicos performáticos. Gracias a poder desplegar nuestros experimentos en ámbitos artísticos, generamos un tipo de fenómeno a observar que en el campo de la ciencia difícilmente se podría plantear o justificar. Parecería caprichoso pero es muy fructífero, porque nos pone en lugares que la ciencia no nos pone y convierte un hecho de carácter científico en un hecho cultural. 

MCB: Para poner en un ejemplo concreto de lo anteriormente desarrollado, tomemos la instalación transmodal Huelo, Huelo, ¿Qué ves? (2018) o bien Emanaciones del Discurso (2019) y contanos “la cocina” de estas obras.
ST: El “huelo” es un dispositivo que desarrollamos con Bruno Mesz, diseñado para combinar un aroma con la degustación de un líquido en el contexto de experimentos sobre el fenómeno de la transmodalidad. Sucedió que en nuestro laboratorio teníamos un café muy malo y nos preguntábamos cómo puede ser que hasta el café más malo cuando uno lo huele molido tiene un aroma rico, que después no se condice con el sabor. Nos preguntamos cómo podíamos hacer para mejorar ese café y ahí surge el “huelo,” un dispositivo que nos permitía al mismo tiempo que tomar el café estar oliendo ese aroma de café recién molido. Huelo, Huelo, ¿Qué ves? es una instalación que utiliza el “Huelo” para crear dos experiencias sensoriales a través de maridajes entre sabor, aroma, sonido y visión, siendo este último sentido estimulado a través de la presencia de un objeto de uso. Usamos un monopatín y un hacha clavada en un tronco. Armamos estas dos escenas en donde el vino que tomaban era el mismo en ambas situaciones, pero estaba intervenido con diferentes aromas, ante la presencia de diferentes sonidos y ante la presencia de estos dos estímulos visuales muy fuertes que plantean los objetos. Los espectadores podían probar el vino en una de las escenas y después en la otra, dándose cuenta de que el fenómeno sensorial era completamente diferente. Por otro lado, Emanaciones del Discurso trabaja a partir de registros en video de discursos de dos activistas icónicos: Martin Luther King y Greta Thunberg. Aquí, las palabras que pueden ser referencias aromáticas son señaladas. Los videos se exhiben junto a muestras de los aromas presentes en el discurso. En  esta obra, más allá de la temática, usa como concepto una pregunta sobre la posibilidad de oler un texto, de hacer traducciones o establecer correspondencias entre modalidades sensoriales que no están conectadas aparentemente. En el caso de los discursos lo que nos interesaba era cómo se usan metáforas del campo olfativo para significar o evaluar algo de otra naturaleza. En los discursos había muy pocas referencias aromáticas, casi nada huele en el discurso político. Pero observamos que las pocas palabras que huelen tenían un lugar de sentido muy fuerte. Las enfatizamos haciéndolas aparecer en el momento en que se pronuncian en el discurso. Se puede ver la expresión facial al momento de decirlas, que denota emocionalidad, y eso propone relaciones con el sentido del olfato, es como un puente entre modalidades sensoriales diferentes.

Sebastián Tedesco, Maria Zegna y Bruno Mesz, Huelo, Huelo, ¿Qué ves?, 2018. Dispositivo Huelo, patinete antiguo, tronco, hacha, aromas, reproductor de sonido, copas de cata y vino espumante, medidas variables. Foto: Sebastián Tedesco

MCB: El objetivo de la instalación-performance Emociones indocumentadas del tacto y el aroma, desarrollada junto a Bruno Mesz (con quien compartes varias experiencias creativas), se centra en poner en valor aquellos sentidos que históricamente toman un segundo plano: tacto y olfato. Me interesa cómo definieron la acción de hacer un “señalamiento” sobre esta cuestión.
ST: Las emociones evocadas por los estímulos táctiles en conjunción con el olfato son un gran territorio inexplorado e indocumentado. La obra tiene como objetivo principal reivindicar los sentidos tradicionalmente considerados como secundarios (el tacto y el olfato) por sobre la dominación jerárquica de los sentidos primarios (visión y audición) en las artes. Es interesante ver cómo esos sentidos están menos mediados por ideas preexistentes, haciendo que sea un material muy rico y poético. La instalación consiste en la recreación de un entorno de laboratorio en la que el público puede experimentar una serie de composiciones abstractas vibrotáctil-aromáticas sentándose sobre una chaise-longue dotada de dispositivos vibrotáctiles. 

MCB: En esta sintonía Perfume de yuyo y alfalfa (2019) incorpora, además, una serie de tangos que han sido “olfativizados con el objetivo de explorar los efectos transmodales del aroma en la percepción de la música.” Más allá de contarnos sobre la obra en sí, me interesa mucho conocer la reacción del espectador ante este tipo de propuestas.
ST: La obra consiste en una performance en donde se utiliza un “órgano de aromas” para ejecutar una serie de tangos que han sido olfativizados con el objetivo de explorar los efectos transmodales del aroma en la percepción de la música. El órgano de aromas es un sistema transmodal que asocia notas de un piano (ejecutado por Bruno Mesz) con una serie de dispositivos de liberación especializada de aromas. La selección de los aromas que olfativizaron cada tango surgió de una investigación que realizamos sobre las referencias aromáticas en el universo del tango a partir de sus letras. Si bien se viene demostrando que existen respuestas emocionales bastante universales frente a determinados estímulos aromáticos, la realidad es que a un nivel particular el aroma tiene un efecto muy ligado a los recuerdos y las experiencias personales. Lo interesante que notamos con Bruno en esta obra y especialmente en un público argentino, es que se generaban reacciones emocionales muy particulares y potentes. Por otro lado, por cuestiones físicas de la difusión de aromas y la circulación del aire en los espacios, hace que los mismos se ubiquen en diferentes lugares de la sala. Nosotros le pedíamos a la gente que se moviera en el espacio, por lo que generó una especie de danza sonámbula de personas con los ojos cerrados. 

Sebastián Tedesco y Bruno Mesz, Vajilla Emocional, 2021. Tablets, Soportes y dispensadores de tiras aromáticas impresos en 3d, tiras aromáticas, aromas y pre-test impresos en papel A4 enmarcados con vidrio, medidas variables. Photo: Sebastián Tedesco

MCB: Tu obra en general es como un recorrido por los múltiples entrecruzamientos de los sentidos con otras disciplinas y campos del conocimiento y la cultura. En Plan de evasión (2019), incorporas al plano sensorial, las palabras, los textos.
ST: Plan de evasión forma parte de una serie junto con Perfume de yuyos y alfalfa y Emanaciones del discurso. Son tres obras que responden a la pregunta: ¿A qué huelen los textos?  En esta obra en particular exploramos con Bruno las posibles relaciones de compatibilidad conceptual y olfativa entre las partes de un universo escrito. Plantea la hipótesis de que es posible extraer, a partir de un texto y de una serie de operaciones de selección y edición análogas a los procesos de destilación y re-síntesis química, una esencia condensada del sentido del texto sublimada en esencia aromática, un proceso similar al que yo venía también explorando pero específicamente en el campo del sentido visual en obras de la serie “Richkter.” El proyecto trabaja a partir del texto de la novela de Adolfo Bioy Casares Plan de Evasión, en donde la sinestesia es uno de los temas centrales. La obra consiste en un frasco de vidrio verde de grandes dimensiones desde donde emerge el perfume de la novela. La tapa contiene un dispositivo de liberación de aromas y sonidos que reproduce referencias aromáticas dispersas dentro del texto que confluyen en un único perfume por su proximidad espacial; de allí surge una débil voz que narra fragmentos del libro. Esta obra también tiene relación con mi interés por el lenguaje de los objetos y de las nociones que tenemos sobre los objetos de uso, lo que sabemos previamente sobre ellos y cómo ese conocimiento se pone en juego para hacer referencia a otras cosas, a otras narraciones. En este punto el diseño aparece como un recurso de lenguaje más que como una técnica. El tema del diseño atraviesa todas las obras y es uno de los aspectos en los que más trabajo en estos proyectos en conjunto con Bruno.

MCB: Me gustaría cerrar el recorrido por tus obras con tu trabajo Vajilla Emocional (2021), una instalación que se inspiró en el diseño conceptual de vajillas que exploran el uso de dispositivos digitales en la mesa. Este trabajo es una gran síntesis de todo lo que venimos conversando, me gustaría que desarrollaras su concepto y disposición de la instalación en el espacio. Además, fue una obra seleccionada en el prestigioso Premio Fundación Andreani 2020/2021, Buenos Aires.
ST: Vajilla emocional es una instalación que comprende videos, sonidos, imágenes y aromas. Está inspirada en el diseño conceptual de vajillas que exploran el uso de dispositivos digitales en la mesa, concebidas a partir de los resultados de un pre-test cognitivo que hicimos con Bruno sobre correspondencias transmodales generadas por emociones musicales, y destinadas a la creación de atmósferas multisensoriales gastronómicas. El proyecto surge de una pregunta de investigación sobre relaciones entre emocionalidad, forma, color y materialidad. Es una pregunta más dentro de nuestra investigación, sólo que en este caso la emocionalidad aparece como algo central, basándonos en una hipótesis que surge en el campo de estudios empíricos en psicología de la percepción multisensorial, que dice que los estados emocionales podrían ser un factor que vincula las modalidades sensoriales. La instalación consta de dos partes. Por un lado cuatro tablets dispuestas sobre una pared en las que se muestran en loop cuatro piezas audiovisuales intervenidas por aromas, cada una destinada a mostrar el prototipo conceptual de un plato sobre el cual se puede comer. Cada uno de estos platos desarrolla las asociaciones transmodales de forma, color, materiales y aromas obtenidas en el pre-test cognitivo a partir de una serie de emociones musicales (Agitado, Sobrecogido, Enternecido y Enérgico). La idea general fue intentar simular por un lado la experiencia de la vajilla y por otro lado mostrar el trabajo científico a través de una serie de dibujos realizados por los sujetos en el marco del experimento. En ellos pueden encontrarse relaciones formales entre las formas imaginadas por cada sujeto para cada emoción y los diseños resultantes de las vajillas. La instalación propone una reflexión sobre el uso de dispositivos digitales en la mesa, que suele considerarse en sus aspectos negativos; sin embargo, las tecnologías digitales también prometen oportunidades para experiencias culinarias multisensoriales aumentadas.