Isla/Imola, 2022. Instalación con 5 islas de metal espejado, 15 irupés de cristal color verde, medidas variables. Foto: Maximiliano Conforti

Naturaleza espejada: Una Conversación con Fabiana Imola

Dueña de una mirada estética que hace foco en la naturaleza, la rosarina Fabiana Imola desarrolla una obra con una fuerte impronta abstracta pero que pone al espectador dentro de un universo vegetal inconfundible. Con estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, egresando como Licenciada en Bellas Artes con especialidad Escultura, Imola complementa su formación realizando clínicas de obra con destacados artistas tales como Juan Pablo Renzi, Pablo Suárez y Jorge Gumier Maier. Entre 2003 y 2005, fue Becaria del Programa de Artes Visuales UBA/Rojas dirigido por Guillermo Kuitca y su obra se exhibe en muestras individuales y colectivas en instituciones culturales, museos y galerías del país y del exterior desde 1991, integrando colecciones oficiales y privadas internacionales. Galardonada con el Premio Argentino a las Artes Visuales-Escultura (2006), Fundación OSDE de Buenos Aires y como ganadora del Concurso de Instalaciones Urbanas sobre el “Derecho de las mujeres al uso y disfrute de la ciudad” (2009), promovido por el “Área de la Mujer” de la ciudad de Rosario, la artista se desempeña, desde 1999 como Coordinadora del Taller de Plástica del Área Cultural de la Colonia Psiquiátrica Dr. A. I. Freyre de Oliveros, S. F., y resultados de esta labor fueron expuestos en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario y en galerías de arte de la ciudad y Buenos Aires. Vive y trabaja en Rosario, Santa Fé.

Bosque de carbón y plata, 2016. Acero inoxidable (AISI430) 2,5mm de espesor con corte láser (pulido espejo), varillas de acero, soportes para ajuste de piezas, imanes, contiene 5 islas, 5 colgantes y 15 carbones, 70 metros cuadrados. Foto: Valeria Galliso

María Carolina Baulo: Empecemos por hablar sobre tu vínculo con la naturaleza. Contanos cómo nace ese interés y fuente de inspiración creativa para toda tu obra.
Fabiana Imola: Desde niña viví en contacto con la naturaleza. Crecí en Fisherton, un barrio residencial ubicado en el noroeste de Rosario destacado por sus casonas señoriales, frondosos jardines, manzanas rectangulares y amplias y verdes veredas. Pasaba mucho tiempo en sus plazas donde, con otros niños y niñas, construíamos chocitas y refugios con ramas, troncos y cañas que recolectábamos. En aquel tiempo las calles eran de tierra pero en un determinado momento comenzaron a pavimentarlas y por eso las llenaron de una tierra arenosa de color óxido que descubrí, era muy fácil de modelar. Recuerdo que pasé días y días haciendo figuras y formas con ese material que recogía. Todas esas vivencias de infancia me marcaron fuertemente y me hicieron muy feliz. Además, concurría a un taller de arte en el mismo barrio, que montaba la profe Irma en el jardín de su casa—inolvidable. Desde los nueve y hasta los 15 años me dediqué también a la natación. Entrenaba de mañana durante cuatro horas y lo mismo hacía por la tarde. Esa experiencia también dejó huellas en mí, pasar tantas horas en el agua era muy hermoso. A los 24 años me fui a vivir sola y comencé la carrera de arte. Me mudé a barrio Martin, ubicado en el centro, donde el río está muy cerca. Ahí nació esta relación indisoluble que tengo con el río y las islas. Podría decir que ese contacto con la cosmovisión del Paraná me abrió el mejor de los mundos, un maravilloso mundo que sigo explorando y me sigue deslumbrando.

MCB: Y se desprende de la pregunta anterior saber cómo traduces, materialmente, esa naturaleza en objetos, esculturas, instalaciones e intervenciones urbanas. ¿Cuáles son los materiales que más te convocan y cómo los eliges estratégica y estéticamente, acorde a cada proyecto?
FI: Mi punto de partida fue la posibilidad de representar imágenes que mantienen la ficción y la poética de lo orgánico. Propongo una relectura de las formas orgánicas—inspiradas en proyecciones de sombras—con metodologías industriales. Recurro también al dibujo, la tecnología digital y la intervención arquitectónica. Creo objetos metálicos que se materializan mediante técnicas de tipo industrial, como el corte láser y la pintura epoxi horneable. Puedo generar ese nivel de materialidad mediante la aplicación de tecnología que opera con software de sistemas CAD/CAM que, por su alta capacidad de modelado y creación de superficies complejas, son utilizados en el campo de la arquitectura y la ingeniería aplicada a la manufactura. A partir del dibujo se configura el primer acto del proceso creativo. La gráfica comienza siendo manual, gestual y fluida; una técnica que suelo usar son las aguadas de tinta. Luego se procesan digitalmente, se vectorizan, así se le imprime precisión y un nuevo ajuste a su geometría.

Escultura Cruzada, 2012. Chapa de hierro laminada en frío, doble decapada de 3mm de espesor, corte láser y proceso de cromado, 130 x 20 cm y 120 x 110 cm. Foto: Laura Glusman

MCB: Escultura cruzada, Escultura cruzada 2 y dos piezas S/T (todas del 2012), son excelentes referentes del uso que haces del material combinando materialidades frías e industriales como la chapa de hierro y el acero inoxidable, con formas que emulan ramas, plantas, follajes pero que en sus formas punzantes, estrelladas y estalladas, señalan la violencia inherente también a la naturaleza. ¿Crees que los materiales juegan un rol importante en el concepto de la obra?
FI: El material que elijo es primordial en mi obra, es estructural, define y acompaña lo que quiero comunicar a través de ella. He apelado a un amplísimo registro de materiales: desde elementos del ámbito natural para la construcción de objetos e instalaciones hasta intervenciones en la arquitectura y el entorno urbano; desde dibujos con diferentes técnicas y formatos hasta impresiones de vinilo y recortes de metal que se despliegan sobre las paredes y con las que puedo realizar estructuras tridimensionales.

MCB: Me gustaría tomar la obra Teatrinos (2016), múltiples veces premiada, para que ampliemos el tema del concepto. Porque aquí se refleja una búsqueda que comienza con tus recorridos por las islas del río Paraná y tu profunda observación del entorno natural. Contanos en qué universo nos introduce este trabajo.
FI: Teatrinos es el nombre de un conjunto de tres esculturas constituidas por ménsulas sobre las que se insertan recortes de corteza iridiscente (placas de acero inoxidable que son “negativos” de otras obras). Estas obras hacen surgir especies de escenografías mudas. Las placas, planos superpuestos en degradé de tamaños, unas sobre otras, organizan un paisaje descompuesto y crean nuevas configuraciones. Son abstracciones orgánicas que, por su materialidad—el acero pulido—se espejan y centellean con sus tintes plateados aludiendo al paisaje de la isla y el río. Y a su vez, los espectadores también se ven reflejados en esas formas. 

Teatrino, 2016. Acero inoxidable corte láser (pulido espejo), contiene 2 ménsulas y 4 placas metálicas, 76 x 108 x 42 cm. Foto: Valeria Galliso

MCB: En tu obra en general se revela un amplio conocimiento del dibujo, el cual sale a la tridimensión, primero en los cuadros con elementos disecados hasta llegar a los metales, vidrios y espejos. El “crear ambientes” es propio de las instalaciones; tomemos por ejemplo Bosque de carbón y plata (2016), exhibida en la galería Del Infinito en Buenos Aires en 2017. Contanos cómo piensas y utilizas el espacio en función del recorrido del espectador. Aparece aquí, además, muy claramente manifestado el tema de la violencia no solo en la “devastación” sino en el relato que aporta el carbón.
FI: En el caso de esa instalación conformada por cinco islas de acero inoxidable, quise recrear un espacio de tipo surrealista, una escena cuyos fragmentos—troncos y muñones de árboles carbonizados legibles como esculturas—se instalaban entre las lluvias y las cortezas resplandecientes de un jardín plateado. Las piezas de ese grupo escultórico estaban montadas de forma equidistante unas de otras de manera de permitirle a los espectadores un recorrido circular y una apreciación desde todos sus lados. Una ficción y poética de lo orgánico se desprendía de esta obra. Quiero destacar que los carbones fueron producidos por Tomasa Ramos, una mujer oriunda del Chaco que con el método tradicional genera esos carbones y narra cómo la expansión del cultivo produjo el desmonte del bosque. En la etapa final del montaje advertí que esa obra me sugería un bosque arrasado por un bombardeo, verdaderamente un bosque devastado. Este trabajo está vinculado a la iconografía de la ruina que es un aspecto de la iconografía de la guerra y a su vez de la iconografía de la muerte…La violencia de la destrucción.

MCB: Arquitectura intervenida (2020), de la serie “Formas interiores,” es un trabajo de carácter industrial, interviniendo las paredes exteriores de tu estudio con cuatro chapas cortadas con láser policromadas. Las piezas recorren el muro generando un dibujo paralelo con las sombras, creando tridimensionalidad. Una experiencia previa fue en 2008, donde realizas un sitio específico por encargo para un barrio privado de Buenos Aires. ¿Cuán distinto es pensar una obra para un exterior?
FI: Cuando imagino y construyo una obra para el exterior lo que hago es interactuar con la arquitectura del lugar donde se va a emplazar, ya sea que se trate del espacio urbano o la terraza de mi estudio, por ejemplo. La obra no existe para “decorar” un espacio determinado sino que va a intervenir ese espacio, va a dialogar con él, de modo que las características de ese espacio/lugar van a dictar de alguna manera el carácter de la obra. Es un doble juego: el espacio moldea la obra y ella, a su vez, con su presencia, modifica el espacio donde habita. Debo tener en cuenta la materialidad; en general utilizo chapa o hierro. Otros aspectos fundamentales son la escala, el espesor, el peso y los ensambles—agarres—que va a necesitar. Trabajo mucho en la computadora, con renders para la diagramación y también recurro a la maquetación. Finalizada esa etapa comienza el proceso de producción de la obra.

Arquitectura intervenida, de la serie “Formas interiores,” 2020. Realizada para el estudio Imola, arquitecto Ángel Gentiletti. Técnica de uso industrial: corte láser sobre chapa de 4mm de espesor, pintura policromada, color negro, grupo escultórico 4 piezas, medidas variables. Foto: Maximiliano Conforti

MCB: Hablando de exteriores, contanos algún ejemplo de tu trabajo en relación al espacio urbano, tanto sea como intervención real o como proyecto paisajístico o monumental. Se me ocurren los proyectos para los pisos de la Plaza Mayor de Lima o las pinturas para cubrir los cilindros que albergan el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario. 
FI: Esos proyectos se enmarcan en una línea de intervención que venía desarrollando y profundizando en esos años, a partir de la instalación de formas orgánicas en distintos contextos edilicios, que mutan, se forman y deforman, tanto en relación a los sitios de emplazamiento como a las decisiones de su materialización. En el caso de los cilindros del Museo Macro de Rosario me pareció interesante articular la experiencia de una obra que viene recorriendo distintos modos de “apropiación del espacio,” generalmente más ligada a la impresión sobre la superficie “en blanco,” con la experiencia arquitectónica de un sitio histórico cargado de pre-existencias, referencias temporales y repertorios formales. Por su parte, la Plaza San Martín de Lima es fruto de la tradicional formación del damero renacentista utilizado por los españoles en las ciudades latinoamericanas, con su composición geométrica heredera del barroco francés. Y es también el “escenario” desde donde se visualizan los edificios representativos de la historia de la ciudad en sus versiones neocolonial o “art nouveau.” En ese proyecto, elaborado junto a la arquitecta rosarina Laura Varni, la intención fue introducir el contraste de las formas orgánicas, figuras desordenadas que instalan otra impronta tanto formal como temporal. Estas curvas que se dispersan desde la centralidad del monumento “desordenan” de alguna manera la percepción que habitualmente se tiene del lugar. Se instalan como otros posibles recorridos desde su innegable presencia de color. Generan un impacto visual y se imponen desde un lenguaje contemporáneo que dialoga con la historia del lugar y le otorga una identidad nueva. 

Isla/Imola, 2022. Instalación con 5 islas de metal espejado, 15 irupés de cristal color verde, medidas variables. Foto: Maximiliano Conforti

MCB: En 2022 hiciste la instalación Isla/Imola en la galería Diego Obligado en Rosario. Allí vemos un excelente ejemplo de la combinación del mundo industrial—el acero inoxidable, el metal espejado—con la elegancia artesanal del cristal verde, realizado durante una beca en la destacada Cristalería San Carlos. Contanos sobre este trabajo y la experiencia en general. 
FI: El Ministerio de Cultura de Santa Fe y el Museo Castagnino + Macro habían lanzado el programa “Artistas en Industria” dentro del proyecto “Residencias para Artistas.” Yo participé de una convocatoria en la Cristalería San Carlos (San Carlos Centro, provincia de Santa Fe) que premiaba un proyecto para la producción de objetos en vidrio. Así nacieron los irupés de cristal que al ser atravesados por la luz generan reverberaciones en el ambiente como si fueran las ondas del agua. “Islas” cromadas, superficies reflectantes o transparentes de acero pulido, completan junto a los “irupé” de color verde esmeralda la instalación Isla Irupé. El conjunto crea un remanso donde el agua limpia y los lunares verdes con sus flores abiertas son un espejo para mirarse y reflejarse. Me preguntaron dónde encuentro el aspecto revolucionario de esta obra. Creo que en la recuperación de un modo de experimentar lo real a través de unas luces y sombras fugaces; los reflejos ilusorios, los mundos que solo existen como visiones y no como cosas y la posibilidad de una realidad más allá de la materia, tan cara a los pueblos originarios que habitaron antes las islas. Quise recobrar lo que está en peligro de extinción: la naturaleza y los oficios.

MCB: ¿Crees que seguirá siendo la naturaleza tu fuente primordial de inspiración o tienes en mente, en algún momento, cambiar el foco?
FI: La naturaleza es mi fuente principal de inspiración. Habito en espacios naturales conectados con el río y las islas, es ahí donde se gestan mis ideas y después comienzo el proceso de materialización, a encontrarme la forma de lo que quiero comunicar. Eso me lleva a menudo al estudio de las formas que traduzco en geometrías, naturales y formales. Pienso que la misma obra me seguirá llevando por diversos mundos, el foco se va moviendo, es un misterio y vale la pena el viaje.