La obra de Sandra Marinescu combina la mirada de una artista visual con los conocimientos propios y únicos de una médica oftalmóloga. En su obra está siempre presente una lectura que invita al espectador a repensar los modos en que vemos, a cuestionar certezas sobre cómo percibimos las cosas, al otro y a nosotros mismos. Ciencia y arte dialogan en una obra que aborda múltiples soportes y sale al espacio con la presencia física y material de los objetos pero también de los colores y la luz. Pintura y escultura, papeles y textiles, collage y fotografía se combinan con estructuras de hierro, luces de neón e hilos de sutura oftalmológicos, entre otros. Un trabajo sintético, de una rigurosidad quirúrgica en sus acabados formales y sólidas bases conceptuales que le valieron a Sandra reconocimientos tales como el Primer Premio Fotografía Científica CAO (2004) y el Primer Premio Fotografía Científica Curso del Cono Sur (2000).
María Carolina Baulo: Entrar directamente en las obras que toman el espacio, las instalaciones, empezando por la serie “Identidades” (2015) la cual aborda cuestiones sobre la identidad al tiempo que introduce sutilmente un tema que será clave en toda tu obra: la mirada. Pero volveremos a ella más adelante; aquí la mirada alude al otro, al ajeno que observa. Trabajas en esta serie con acrílico sobre papel, textiles cosidos con sutura oftalmológica, collage con fotos bordadas, entre otros. Contanos sobre estas obras.
Sandra Marinescu: Según el decir de Didi Huberman, el acto de ver se despliega al abrirse en dos: ver y ser vistos. La mirada del otro se combina con nuestra mirada para dar credibilidad al hecho de que existimos. La identidad se juega en el terreno de lo propio pero necesito saberme parte de un todo a través de la mirada para definirme. En estas dos instalaciones (Cicatrices Urbanas y La costura del nombre) aparecen muchas miradas que actuando como un espejo me permiten saber quién soy. Cicatrices Urbanas es un móvil elaborado a partir de módulos textiles. Esas piezas se superponen unas con otras como ladrillos que construyen una estructura, metáfora de la identidad y de la ciudad. Cada pieza textil está formada por un rostro de aspecto fantasmagórico, evanescente y un plano de la ciudad con líneas que se entrelazan en una trama abigarrada que me dificulta el ver. La tela se desgarra, es la herida de aquel que anhela ser mirado para reconocerse en su existencia. En La costura del nombre el concepto de identidad es elaborado como un relato. El relato que cada uno escribe de sí mismo y que se va modificando a lo largo de la vida. Al igual que las palabras construyen ese texto singular, las puntadas se hilvanan en los rostros dibujando una trama que los representa. En ambas instalaciones, la mirada es deseada porque se vive como una carencia. Esa ausencia que se manifiesta como una herida necesita ser reparada ya sea con una sutura oftalmológica, o bien con un hilo de coser.
MCB: Hay dos trabajos que considero importantes destacar como antesala para tu producción más reciente: tanto Equilibrios Tensionados (2014) como Y la línea se escapa (2015), presentan obras que salen del plano más o menos sutilmente a partir de un bajo relieve, desafiando el equilibro y la percepción de estabilidad.
SM: El equilibrio resulta de la interacción de fuerzas que actúan en sentido opuesto contrarrestándose. Es por lo tanto un estado de reposo forzado ya que produce sensación de inestabilidad. Esa situación puede romperse en cualquier momento y la posibilidad de un cambio brusco en la acción y por ende en el resultado nos mantiene atentos. En mi obra Equilibrios Tensionados la inestabilidad se hace presente en la posibilidad de caída de ese protagonista en miniatura. Formas geométricas se despegan de la pared, avanzan y desafían el vacío, mientras otro espacio se construye, el de la posibilidad de un derrumbe. En Y la línea se escapa formas geométricas perforadas se superponen generando un espacio interior dado por las sombras proyectadas de esos volúmenes sobre el fondo blanco. Existe además un espacio exterior donde la línea de color pulsa por huir de ese territorio que la aprisiona. Las dos obras reúnen conceptos de espacialidad pero también de tensiones opuestas: equilibrio/inestabilidad, ausencia de color/color, hueco/compacto, liviano/pesado, presencia/ausencia. La mirada comprende esas dos situaciones opuestas y en la espera de que algo ocurra, el tiempo se detiene. Es en este juego de contradicciones, donde estas obras cobran sentido.
MCB: Pasemos en este punto a los materiales y estilo: aluminio y acrílico sobre MDF y tela, pintura, textiles, papeles, luces de neón, hilos de sutura, experimentando las medidas y formatos variables aunque siempre conservando lineamientos geométricos, abstractos, conformando estructuras monocromáticas. Contanos cómo elegís los materiales para trabajar.
SM: Mis obras comienzan con una intuición de que algo tiene sentido pero todavía no puedo expresarlo en palabras. Ese instinto puede surgir de un libro, una publicación, una canción y genera un interrogante. En la búsqueda de significado comienzo un proceso de investigación científica, filosófica, sociológica que le pone palabras a esa idea. En ese proceso de descubrimiento, se encuentran latentes las propiedades simbólicas de cada material, de cada técnica que luego se expresarán en el objeto artístico. Si la idea hace referencia a la pérdida, a aquello que es inasible, los materiales son livianos, transparentes como telas etéreas, figuras huecas caladas en el papel. La borrosidad de los rostros sublimados da cuenta de la imposibilidad de hacer foco en la celeridad de un mundo en continuo movimiento. Utilizo luces de neón para cuestionar la simbología de la luz como reveladora de la verdad ya que cuando esta es demasiado intensa provoca ceguera por encandilamiento. No importa qué forma, materiales o técnica utilice para alcanzar el resultado, siempre comienzo con una idea. Los materiales se adaptan a la idea potenciándola. En el pasaje del pensar al hacer experimento y juego como en un laboratorio y es ahí que aparecen las conexiones entre materiales, técnicas, color. La obra es una instancia más en clave visual y en clave objetual que despierta los sentidos, que ilumina misterios y abre preguntas o reflexiones.
MCB: Los objetos gravitan, se suspenden delante de los planos de color, aparece el diálogo entre la luz y la sombra, y en medio, el vacío. Tu obra tiene una gran base conceptual que luego pasa a la materialización. El interés por indagar en ese lugar donde radica “la verdad” en la luz y la sombra, es una constante aun hoy en tu búsqueda. Tomemos por ejemplo Geometrías de lo incierto (2018), Suspendidos (2020) y Juegos de Geometrías (2020) van en sintonía con lo antedicho. Podemos tomar algún ejemplo para que nos cuentes cómo se desarrollan estos trabajos en el espacio.
SM: La sombra sólo se hace presente cuando iluminamos un objeto que se opone a la luz pero también es ese parte del espacio a la que no llega la luz. Sin cuerpo, sin luz no hay sombra. Aquello que es iluminado se nos presenta como verdadero y la sombra en cambio alude al engaño, a lo que no es. En esa rivalidad simbólica, la oscuridad de la sombra pierde protagonismo. Sin embargo, para poder ver en la oscuridad, se activa una parte especial de la retina. Es decir, la oscuridad no implica ausencia de visión sino mirar de otra manera. Es otra forma de ver. Mi intención es resaltar la riqueza de la sombra dibujándola junto al color para devolverle su relevancia, engañar a la visión alterando el proceso de la percepción de ese objeto que proyecta una sombra mimetizándolo con el fondo y así lograr ver primero la sombra y luego el objeto. Las estructuras geométricas tridimensionales fluctúan sobre la pintura plana de color creando un nuevo espacio entre ambos habitado por la sombra. El poder de la sombra reside en ser inasible, no dejarse capturar y sin embargo en ella viven nuestros sueños y aquello que no quiere ser revelado. Estos objetos que proyectan sombras sobre un dibujo de sombra intentan devolverle su cualidad de presencia a pesar de su inmaterialidad para poder sumergirnos en ella aunque no podamos atraparla. Como dice Agamben en su libro Desnudez: “Contemporáneo es aquel que mantiene la mirada fija en su tiempo para percibir, no sus luces sino su oscuridad.”
MCB: En obras más recientes, como las de la serie “Coloured Shadows” (2020), esa incógnita, esa reflexión filosófica sobre la percepción y construcción de la realidad a partir de la mirada, establece directamente un simulacro entre espacios bidimensionales y tridimensionales. Aquí también interviene e juego, el “engaño” entre lo que vemos y creemos ver, entre un espacio real y uno sugerido.
SM: En mi búsqueda e investigación sobre la luz, la oscuridad y el color (temas relacionados directamente con mi profesión de oftalmóloga) surgió la inquietud de trabajar con objetos transparentes que en lugar de impedir el pasaje de luz, la reflejarán dando origen así a sombras proyectadas pero de color. Fue entonces que aparecieron preguntas como, ¿Puede definirse a una sombra en el color? ¿Lo que veo como sombra es real aún cuando se me presenta con una cualidad que no la define? Cuestionar la idea de que aquello que se percibe a través del sentido de la vista es real, implica una actitud de desconfianza frente a lo obvio. Lo que el individuo hace es interpretar lo real desde su propia perspectiva. Y si se trata de una interpretación para entender lo real, puede haber otras posibilidades de dar sentido a lo que vemos. Es un horizonte abierto con infinitos abordajes. Mostrar que la percepción no se limita a representar lo real sino transformar la mirada del observador en una reflexión para revelarle un mundo que se ubica más allá de lo simplemente visible o pensado de acuerdo a su contexto.
MCB: Me gustaría cerrar con “Discromatopsias” (2020) porque me parece que marca un punto de inflexión, un paso más allá en esta investigación sobre los modos de ver la realidad. Viendo estos trabajos de extrema síntesis, se me presenta más que nunca la mirada de la científica. Desde el título de la serie, pasando por los materiales hasta el diálogo que establecen las obras con el espectador invadiendo con su color—o falta de color—su espacio.
SM: Sin duda, puedo considerar a la serie “Discromatopsias” como un punto de inflexión. Trabajo con luz para capturar algo del mundo científico que me rodea. Mi pulsión es querer atrapar un fenómeno físico y fisiológico y darle un sentido poético y sensual. Ciencia y arte trabajan de maneras diferentes. La mezcla de esos dos campos me genera un gran misterio. Se trata entonces de una experiencia alquímica. Cuando un individuo disminuye su habilidad para discriminar los tonos de un color, presenta Discromatopsia. Se trata de una ceguera parcial a los colores. “Discromatopsias” es una serie de dispositivos pictóricos con luces de neón que provocan encandilamiento de la retina para que todo espectador sufra una alteración en la percepción del color. Cuando los dispositivos se encienden, la luz dificulta distinguir los diferentes tonos de color y así el observador podrá comprender entonces que no vemos color, pensamos color.
MCB: ¿Cuáles son los planes para el futuro?
SM: Estoy preparando una muestra colectiva a partir del concepto tiempo y cómo la percepción del tiempo varía en cada uno de nosotros. A través del lenguaje hablado y de textos puedo dar significado a un concepto tan abstracto como el tiempo en estos momentos tan ficcionados. En esta situación colectiva puedo hacer visible la diversidad y las contradicciones en el significado del tiempo que nos es común a todos. El otro proyecto que me encuentro desarrollando es el tema del lenguaje como construcción de la imagen. Existe una disociación entre lo que vemos y las palabras que utilizamos para hablar de lo real. Me interesa investigar la posibilidad de elaborar un alfabeto que reúna todas las voces. Permitirnos reflexionar sobre las diferentes interpretaciones de la realidad y su expresión en el lenguaje para que no exista una única definición de realidad, una única interpretación que se imponga sobre las otras.