Tierra de emociones perdidas, 2021. Instalación de 10 piezas de papel pintadas al óleo y cosidas a máquina, 3 piezas de tela y papel pintadas al óleo y cosidas a máquina, 500 x 800 metros. Foto: Ignacio Iasparra

Materializando Certezas: Una Conversación con Marina De Caro

Artista visual y Licenciada en Historia del Arte (UBA), la marplatense Marina De Caro ha recorrido una larga carrera en el campo de las artes interesada siempre en un cruce multidisciplinario donde dibujos, textiles, instalaciones, esculturas, cerámicas, videos o performances, se desplieguen sin reglas fijas sin “ningún tipo de ortodoxia,” al decir de la artista, sino siguiendo lo que cada proyecto demande y donde cuerpo y espacio se convierten en protagonistas a tener en cuenta. Su trabajo también incorpora la parte social y colectiva y es así como integra los grupos Cromoactivismo, Desesperadas por el ritmo y Nosotras proponemos. En su rol docente, coordinó varios destacados proyectos pedagógicos y desde el año 2000 dirige un taller para artistas, Escuela para la investigación de incertidumbres y materialización de ideas. En las últimas décadas participa de muestras colectivas e individuales en galerías, museos, espacios culturales tales como Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires; JULIO Artist-run space, París; Museo E. Caraffa, Córdoba; Museo de la Inmigración, Buenos Aires; y se destaca su retrospectiva, “Contra la gravedad,” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (2018). Asimismo ha participado de becas, residencias y bienales internacionales como la Primera Bienal de Montevideo (2012), Biennale de Lyon (2011) y la Bienal de Pontevedra (2006). Vive y trabaja en Buenos Aires.

Vista de sala de Tierra de emociones perdidas, Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires, 2021. Foto: Ignacio Iasparra

María Carolina Baulo: Me resulta muy interesante tu mirada sobre el rol del arte y los artistas. Podemos comenzar con ese abordaje.
Marina De Caro: Los artistas contemporáneos asumimos riesgos y hacemos muchos intentos por afectar la realidad, por abrir el mundo materializando otro o realizando acciones que cuestionen los códigos sociales y culturales con apariencia de permanentes. El arte no sólo es visibilidad también es una experiencia manifiesta con un grito, un sonido, un movimiento, el arte es un artista convencido. La certeza es esa experiencia de un instante en el que, como artista, nos convencemos de la potencia de una idea, de un impulso, de un deseo y lo seguimos hasta el final, arriesgándolo todo. La certeza puede durar sólo unos segundos pero se hace realidad en espacios con potencial de futuro. Un artista transforma y materializa esa certeza en una obra. El resto del tiempo convivimos con la incertidumbre. 

MCB: Se desprende de lo anterior, conocer cómo conceptualizas tu trabajo a partir de esos pensamientos y cómo eso baja a la materialización de las obras. Por supuesto, esto incluye la elección de los materiales. Además, se destaca el rol protagónico del cuerpo y el espacio.
MDC: Concibo cada obra desde la investigación de una gramática que se plasma en dibujos, textiles, instalaciones, esculturas, cerámicas, videos o performances, entre otras técnicas y soportes que trabajo sin ningún tipo de ortodoxia, sólo dependo de lo que el proyecto pida. Cuerpo y espacio son ejes fundamentales del trabajo. El estudio del cuerpo, su sensibilidad y su saber se basa en la observación de los pequeños gestos, la espacialidad, la dimensión social y micro-política de los mismos, es así que encuentro en la experiencia, un concepto que resulta el horizonte de mi investigación. Los conceptos se esconden en los detalles, en las acciones, en los pequeños gestos. Desde estos principios ubico a los espectadores en el centro de los trabajos y busco, a través del color, las texturas y las formas, invitarlos a hackear las maneras de habitar el mundo. A menudo, mis obras e instalaciones incluyen esculturas blandas, objetos intervenidos o elementos que propician el descanso y el ocio como acciones políticas que irrumpen con las ideas de tiempo y productividad. Los trabajos sobre papel implican movimientos de mi propio cuerpo, como coreografías que se construyen desde la desarticulación de los bordes. Participo en agrupaciones de activismo artístico, poético y feminista, entre ellas Cromoactivismo, donde elaboro dispositivos textuales y visuales de memoria y poesía en torno a los colores, las maneras de nombrarlos y sus implicancias sociales. Como un verdadero tejido, materia y metáfora, mis obras se entrelazan entre sí a lo largo de mi carrera. La relación del cuerpo con su entorno más inmediato, la vestimenta, aparece en piezas “vestibles,” piezas textiles para performers que plantean una exploración vincular entre cuerpo, en un vínculo con la arquitectura, y una exploración del ente como un espacio de gran potencia creativa. 

Vista de sala de “Tragedia griega,” Galería Alberto Sendros. Buenos Aires, 2005. Foto: Ignacio Iasparra

MCB: Pasando a algunos ejemplos, la muestra “Tragedia griega” (2005) se desarrolló en la Galería Alberto Sendros en Buenos Aires. Una instalación de una pieza tejida a máquina y bordada a mano sobre un mural pintado en tiza y carbonilla, cuatro piezas hiladas a mano y tejidas a máquina, siete piezas cocidas en cerámica, cuatro piezas en papel pintadas al óleo, grafito y pastel. Varias esculturas participan de esta composición en el espacio, muchas de ellas, cabezas diferenciadas por colores y tamaños. ¿Sobre qué reflexiona la obra?
MDC: “Tragedia griega” es una reflexión sobre la naturaleza humana. La cabeza y la racionalidad contra el cuerpo y la experiencia. La subjetividad, lo social y lo colectivo. Con cabezas decapitadas, trabajadas en lana o cerámica, la muestra pone en escena uno de los secretos más antiguos de la tragedia: no mostrar la masacre sino sus efectos. Las obras que conforman esta exposición fueron realizadas durante el año 2005 y presentadas entre octubre y noviembre en la Galería Alberto Sendrós. Distribuidas en el espacio de la sala, se exhiben una serie de cabezas constituidas por diferentes materiales como lana, cerámica, tejido, pintura o grafito. Un enorme cuerpo mutilado yace sobre el piso desangrándose en hilos de lana de colores rosa. La mullida figura, bordada con flores y ramas, se funde con el dibujo que continúa en la pared. Un grupo de seis anómalas mesas forradas en metal a la manera de mesas de disección, “ofrendan” una serie de cabezas de cerámica. Como eco de las esculturas blandas, las cabezas fueron modeladas en cerámica de forma gestual y luego arrojadas al piso, antes de que la materia se secara, en un gesto que se cristaliza en forma. Las expresiones de espanto son contrarrestadas por la organicidad del material y la potencia del color. Unas más erguidas, otras aplastadas por su propio peso, con los ojos atravesados por hebras de lana o con el grito ahogado por ores en los labios. Fueron separadas bruscamente del cuerpo que las portaba y a pesar de eso, se alejan del estereotipo de lo trágico. También en las cabezas de lana cuelgan como tesoros de caza desde el techo, la rigidez del gesto se deshace en la blandura del material.

MCB: Una obra súper interesante—que tiene la particularidad de haber sido desarrollada varias veces entre 2004 y 2016—es Hormiga argentina, conformada por 16 tubos tejidos a máquina en hilado acrílico de medidas variables. ¿Querés contarnos sobre la instalación en general y algunas de sus particularidades en sus distintas ediciones?
MDC: Hormiga argentina es una obra escultórica formada por 16 tubos tejidos en hilado acrílico de diversos metros de extensión cada uno. Cada tubo se rellena de guata para construir módulos con la finalidad de esculturas para sitios específicos. La intención fue la de pensar una obra escultórica, con la posibilidad de trasladarla en valijas haciendo una alusión al artista francés Marcel Duchamp quien ideó entre 1936 y 1941 un prototipo de museo viajero y portátil llamado boîte en valise. El nombre de hormiga argentina se eligió por ser esta hormiga la más invasiva de todas. Una obra entonces, que podría colonizar otros territorios partiendo del sur. Por su versatilidad en los montajes tiene la posibilidad de reformularse cada vez que se instala en un espacio exhibitivo; de esta manera cada nueva configuración establecería un diálogo particular con cada espacio y cada curaduría propuesta. Hormiga argentina, una obra tejida que con su calidad textil y maleable se planta frente a la rigidez y el autoritarismo de la arquitectura. 

Esta obra fue montada en las tres ediciones de la curaduría “Cromofagia” realizada por Victoria Noorthoorn. La primera tuvo lugar en el año 2004 en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, en 2005 en la Galería Nara Roesler de San Pablo y en la Sala Gasco de Santiago de Chile en 2006. Reunió artistas que incorporan el color a un sistema donde el mismo resulta deglutido por el color, como metáfora para la recuperación del humanismo y el gesto emocional en el arte.Cromofagia” fue una exposición donde se desplegaba el siguiente concepto: “La exposición se propone rescatar el color de la mega blancura teórica que tiñe buena parte de la práctica artística contemporánea. La crónica de este estado de la cuestión es de larga data: históricamente, la filosofía y la historia explicaron el mundo y el arte en blanco y negro. En su asociación con la ‘nada’ y el ‘todo,’ el blanco ha simbolizado lo puro, la idea y, por extensión el concepto. En esta carrera obsesiva hacia la pureza, el concepto deglutió al color, desplazándose hacia el lugar de lo decorativo, lo superficial, lo cosmético. Incluso, en el ámbito latinoamericano, el color fue asociado al exotismo convertido así, para muchos, en mala palabra, en una suerte de sinónimo de lo soez.” En cuanto a sus distintas presentaciones, Hormiga argentina versión 4: Estudio Abierto, Correo Central (Buenos Aires, 2006), fue una muestra curada por Ana María Battistozzi. Para esta muestra en el edificio histórico del Correo Argentino, actual Centro Cultural Kirchner, se decidió trabajar apilando los muebles utilizados por los empleados del correo atados con las 16 tiras tejidas, armando una escultura monumental entre la nostalgia y el homenaje. En Hormiga argentina versión 5, para la muestra “Desplazamientos, Entre la escultura y la instalación”(2007) con curaduría de Adriana Lauría, se propuso trabajar con el espacio haciendo nudos con cada una de las tiras, suspendidos del techo, reformulando la calidad del espacio de la sala y recuperando la altura, del espacio casi inaccesible de las arquitecturas de principios del siglo XX. Finalmente en Hormiga argentina versión 6 se planteó una nueva disposición de esta pieza para el Museo de Bellas Artes de Salta, Argentina, en la muestra curada por su directora Andrea Elías, “El ardid del tiempo, sobre el paradigma textil contemporáneo”(2016).

Hormiga argentina versión 5, 2007. 11 tubos tejidos a máquina en hilado acrílico, medidas variables. Foto: Marina De Caro

MCB: La instalación Entreparentesís (2006) participó en la Bienal de Pontevedra, Galicia, España. Una alfombra de grandes dimensiones en hilado acrílico tejido a máquina y bordada, colchones y figuras tejidas y bordadas a mano en hilado acrílico sumado a un mega dibujo mural en pastel tiza y pintura al agua, tomaban el espacio. En el marco de la propuesta conceptual-curatorial de la Bienal, tu obra opera como “un lugar de encuentro,” según las palabras de la curadora Victoria Noorthon. Contanos sobre esta obra.
MDC: La Bienal de Pontevedra propone trabajar la inmigración de los españoles en Argentina. ¿Cuál es la emocionalidad que recorren los cuerpos al decidir emigrar? La decisión de emigrar puede tener razones políticas, económicas, referidas al cambio climático o simplemente al deseo de explorar otros territorios aún no conocidos. En todos los casos lo emocional se tensiona entre la posibilidad de llegar a una vida anhelada y la memoria de la vida pasada, cuyos recuerdos nos llenan de nostalgia y que siempre estará presente. Estas vivencias y deseos se traducen en cada gesto y en cada acción que se activa en nosotros. Entreparentesis es un espacio rosa, un aire de promesa para un futuro impredecible pero se presenta como una ofrenda para poder vivirlo en toda su potencia. El tejido como material que dialoga con la sensibilidad de nuestras pieles es el material con el que se diseña el espacio bordado a mano en hilado acrílico. Apariencia de paraíso emocional, de una belleza por venir, de la esperanza que es la que nos permite movernos y seguir hacia la incierto a pesar de todo. “El tejido pasó a ser un lugar de encuentro: entre el arte y el diseño, entre el cuerpo y el contexto, entre la racionalidad propia de una construcción—la trama y la urdimbre—y una necesaria organicidad para adaptarse a una realidad cambiante,” según Victoria Noorthoorn en su texto.

Entreparentesís, 2006. Alfombra en hilado acrílico tejido a máquina y bordada a mano de 800 x 800 cm., 4 colchones y 5 figuras tejidas y bordadas a mano en hilado acrílico, dibujo mural en pastel tiza y pintura al agua de 800 x 800 x 400 cm.; instalación 800 x 800 x 400 cm. Foto: Xenaro M. Castro

MCB: El mito de lo posible (2011) participa en la Biennale de Lyon, Francia. Es una instalación de seis piezas escultóricas en yeso e hilo de punto tejido a máquina, correas de acrílico y de algodón, todas de dimensiones muy variables con piezas de hasta tres metros. Contanos la propuesta que acerca esta obra. 
MDC: Esta obra se compone de una serie de esculturas en yeso e hilado acrílico acompañadas por una serie de dibujos también monumentales en lápiz color y carbonilla, especialmente realizadas para la Bienal. Un instante de tensión entre lo monumental y lo frágil. Entre la resistencia y lo vulnerable, entre el equilibrio y la caída, entre el negro y el color; un “entre”que da lugar a lo posible. Estas piezas se crean alrededor de un mito apócrifo sobre el nacimiento de seres vivos, entre lo humano y lo vegetal. Grandes semillas engendran vidas que nos podrían acercar a las ancestrales formas de hacer mundo, tanto en las arenas política, económica y social como emocional. Se trata de un mito que busca lo posible, que persigue utopías inéditas a partir de estas cualidades tan frágiles como resistentes que dan los materiales como el yeso y el textil. 

MCB: Horizonte de sucesos (2015) es quizás uno de tus trabajos más relevantes. Un sitio específico realizado para el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires: una pieza textil y estructura de hierro y PVC de 18 metros de largo, una pieza de cerámica esmaltada a modo de piso de 80m2, una pieza en papel cosido en hilado acrílico y carbonilla, dos piezas en papel al óleo y carbonilla y una serie de esculturas. Aparecen aquí otros motores propios de tu trabajo: el color, la luz y los juegos visuales que afectan la experiencia del espectador al transitar la obra. 
MDC: Te respondo con un fragmento del texto de catálogo de la exposición, escrito por Victoria Noorthoorn: “Un espacio vedado diseñado como una gran bolsa de tela negra que albergó en su interior una muestra con obras históricas. El espectador al entrar en la sala se encontraba con un bolsa de tela gigantesca que ocupaba todo el espacio de la sala. La instalación se apoyaba sobre un paisaje multicolor de baldosas esmaltadas que involucra al espectador de forma física, reclamando un estado de percepción más atento donde se implicarán no sólo la visión sino la experiencia corporal y emocional del tránsito y recorrido sutil y brutal al mismo tiempo. Dentro de ese espacio textil negro se lograban vislumbrar las siluetas y fragmentos de las obras gracias a la entrada de luz de una única abertura en la parte superior de la enorme pieza textil. Si percibimos y llenamos de sentido los objetos y acontecimientos que nos rodean, entonces componemos el mundo que deseamos; a partir de la experiencia torcemos el sentido gracias a la obra de arte.”

H-Semilla 4, de la serie El mito de lo posible, 2011. Yeso, correas de acrílico y de algodón y cuerpo tejido en hilado acrílico, 300 x 150 x 150 cm. Foto: Marina De Caro

MCB: Negro que mueve el universo (2018) se hizo en el prestigioso Museo de la Inmigración en Buenos Aires. En este caso el rol del color es vinculante en toda la obra.
MDC: Esta obra se realizó en un piso cerámico esmaltado a mano que cubrió la superficie total de la sala. El perímetro era tan blanco como los azulejos del Hotel de los Inmigrantes y a medida recorríamos la sala los colores se volvían más intensos. Considerando el contexto histórico del edificio tomo el blanco como un paréntesis, un portal, una bisagra en la vida—es el blanco del hotel de los inmigrantes, un inmigrante tenía ese estatus si su salud era buena, el hotel de los inmigrantes tenía apariencia de hospital. Y el color se nos ofrecía como la proyección del deseo. El espectador pudo sumergirse en el espacio vibrante del color. Instalados en dos puntos distantes de la sala se encontraban dos sillones para sentarse y leer el libro C(r)OSMOS. Este libro funcionó como una interfase entre el espacio de color y la memoria de nuestros inmigrantes españoles e italianos.

MCB: Contanos sobre el libro de artista C(r)OSMOS, al que haces referencia anteriormente, el cual profundiza el protagonismo del color como hilo conductor simbólico que guía la lectura de la obra.
MDC: C(r)OSMOS es una publicación que nos pone en contacto con la tradición anarquista de nuestro país. Una gran ola de inmigrantes anarquistas llegaron a la Argentina a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En el libro se recopilaron citas de textos anarquistas, fuentes de inspiración de los obreros militantes y activistas que lucharon por sus derechos y libertades. Cada cita bibliográfica inspiró el nombre de un color, armándose de esta manera una paleta de colores, círculo cromático anarquista, del blanco al negro pasando por rojos, azules amarillos y sus mezclas. 

Para esta instancia del proyecto invité a participar al grupo de activismo poético y transversal Cromoactivismo, del cual formo parte. El color es luz que se manifiesta junto a la química de los materiales que la refractan; cuenta en su historia con las experiencias culturales que activan su potencia simbólica. La industria ha vaciado el color de sus experiencias culturales, de su poesía y de su alquimia; Cromoactivismo se las devuelve, le da la palabra al color, una materia que acompaña nuestras experiencias cotidianas tanto individuales como colectivas. La inmigración anarquista en Argentina tuvo una fuerte incidencia en la constitución del movimiento obrero a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Según Nicolás Cuello en el texto que acompaña la publicación, “cuando se piensa la historia del anarquismo, se piensa en dar cuenta de los movimientos geopolíticos de una idea excéntrica, de una pasión extrema, y de aquello que Cristian Ferrer llamó, un ‘pensamiento del afuera.’” Es decir, un tipo de imaginación antagonista obstinada en el desmantelamiento de toda forma de autoridad política, sujeción económica y dominio existencial, que posiciona el principio irrestricto de toda libertad como un sueño común, transformando de manera radical el imaginario jerárquico prefigurado como la naturaleza en la historia social. El anarquismo tiene una “capacidad simbólica que produce su perseverante apología de la diferencia y del extrañamiento. En este sentido, Juan Suriano observa con precisión que la historia convulsa de la pasión libertaria no puede reducirse al tecnicismo de la disciplina laboral ni al campo restringido de las demandas sindicales, sino que se nutre necesariamente de la capacidad que tuvieron aquellos pequeños grupos de afinidad ideológica de construir una sensibilidad de diáspora al calor del exilio forzoso que, nutrido por un principio colectivo de contención y cuidado, produjo las bases de una prolífica cultura anarquista compuesta por volantes, banderas, insignias, periódicos, círculos de pensamiento, grupos de estudio, sociedades afectivas de resistencia, escuelas, bibliotecas y clubes sociales en donde tenían lugar distintas expresiones artísticas que narraron pedagógicamente los principios libertarios.”

Negro que mueve el universo, 2018. Pieza de piso cerámico de 20 x 20 esmaltados a mano para una sala de 400 x 400 cm., 4 bancos y almohadones tejidos, 4 libros C(r)osmos, carta de colores anarquistas, basada en citas bibliográficas, bandera sublimada de 10 mts. por 2 mts. Foto: Marina De Caro

MCB: Tierra de emociones perdidas (2021) se desarrolló en la Galería Ruth Benzacar en Buenos Aires. En esta obra propones un escenario que cuestiona los típicos picnics anarquistas del siglo XIX y XX, estableces una crítica a los eventos culturales modernos e invitas al público a sumarse activamente a la obra. Una instalación donde hay papeles y telas pintadas al óleo y cosidas a máquina se suman a esculturas en alambre de aluminio, yeso y bronce. Contanos sobre este trabajo.
MDC: Tierra de las emociones perdidas es un ejercicio en el que me pregunto, ¿cómo mostrar los diálogos posibles entre el arte y la educación? ¿Es posible hacerlo a través de un manifiesto visual? ¿Es posible un manifiesto visual? El arte es la gran tierra donde ensayamos otros mundos posibles y, sin duda, es un espacio para compartir. La escuela es la gran tierra donde ensayamos otros mundos posibles y, sin duda, es un espacio para compartir. ¿Cuántas imágenes hay dentro de cada imagen? ¿Cuántas palabras hay dentro de cada palabra? ¿Qué hay entre

La mirada que distancia, 2021. Yeso y bronce, 85 x 87 x 127 cm. Foto: Ignacio Iasparra

MCB: Volviendo un poco al marco teórico, y aprovechando que mencionaste la educación, contanos sobre lo interdisciplinario que nutre tu producción y tu mirada sobre el papel que desempeña el espectador.
MDC: Desarrollo un cuerpo de obra que se construye entre disciplinas; pensando el arte y mi producción como un ensayo hacia la transformación de lo real, un proyecto utópico para la construcción del saber y el intercambio colectivo, desde el arte y en la intersección del arte y la educación. Un artista no se limita a compartir su propia manera de ver y entender el mundo, sino que también propone una nueva forma, sugerida por la obra de arte, de percibir, relacionarse y verse afectado por lo real y los acontecimientos individuales y comunitarios. La obra de arte se convierte así en una ofrenda, una herramienta que el espectador puede utilizar para lograr una nueva percepción y comprensión de su entorno y así modificar—o al menos alterar en cierta medida—conceptos recibidos y normados por la mirada hegemónica. En mi búsqueda de la relación entre el arte y el activismo educativo, he puesto especial atención en hacer disponible esta herramienta que nos brinda el arte para la construcción de subjetividades autónomas y en diálogo con lo colectivo y la micro-política. Invitó al público a desprenderse de sus certezas y a entrar en un abismo para acabar flotando entre vibraciones y saberes por descubrir. Ya sea a través del color, del extrañamiento o de la subversión. La obra siempre ocurre dentro del espectador. El interés por la experiencia del espectador dibuja un territorio que dará lugar a importantes instalaciones y también a proyectos educativos. Los condicionamientos invisibles afectan a los cuerpos de forma visible y repercuten en la forma en que se desenvuelven en su contemporaneidad, cada uno de nosotros es un actor-espectador, un sujeto cuya experiencia puede verse afectada por la experiencia artística. Mis obras espaciales y basadas en la acción incorporan a menudo muchas técnicas como la cerámica, el textil y las esculturas blandas vestibles, especialmente diseñadas para invitar al espectador/performer a experimentar una mirada imprevisible sobre lo cotidiano, sobre el comportamiento y las normas corporales y sociales. En mis dibujos y experiencias, elijo interrumpir lo dado, de forma abrupta.