Nacida en Chivilcoy, Pcia. de Buenos Aires, la artista Marcolina Dipierro, egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y con amplia formación en talleres de artistas y clínicas de obra, apoya su mirada creativa en la abstracción como lenguaje plástico para abordar obras que dibujan composiciones que hacen referencia a ciertos aspectos conceptuales de la arquitectura y el diseño modernos en combinación y contraste con diversas formas y materialidades. Su trabajo se despliega en instalaciones, objetos o conjuntos escultóricos, muchas veces jugando con la dinámica del espacio que los contiene para generar la idea de que esos espacios son habitables en la realidad; según sus palabras: “Me interesa pensar que estos conjuntos de cuerpos/ obras operan con cierto tipo de infraestructura intrínseca, posibilitando una red de relaciones infinita.” Desde el año 2001, Dipierro exhibe su obra en diversas galerías, ferias, museos y centros culturales en Argentina y el exterior. Su trabajo recibió las Becas FONCA-CONACULTA, México (2011); el Fondo Nacional de las Artes (2013 y 2020) y la Beca Lucio Fontana (2016). En los años 2017/2018 participa en Bienal Sur con dos proyectos de intervenciones escultóricas en Rosario, Sta. Fé, Argentina y en Río de Janeiro, Brasil. Realizó residencias artísticas internacionales y en 2021 fue galardonada con el Primer Premio Fundación Fortabat, Bs. As., Argentina. Sus obras forman parte de colecciones privadas y públicas tales como Castagnino-MACRO. Rosario, Santa Fé, Argentina, Colección Banco Supervielle, Museo de Arte Contemporáneo (MACBA), Buenos Aires, Argentina; Sayago & Pardon L.A, USA; Phoenix Art Museum, Arizona, USA. Marcolina vive y trabaja en Buenos Aires.
María Carolina Baulo: Una de las primeras cosas que surge a simple vista en tu obra es la economía de recursos: lo sintético de la presentación formal a partir del uso de los materiales. Para quien no conoce tu trabajo, contanos sobre tu elección material para mejor plasmar el concepto.
Marcolina Dipierro: Entiendo que la obra requiere un vínculo neutro con su materialidad, trascendiéndola. Acero, madera, o vidrio operan como un punto de contención de diversidad de ideas, son en función del objeto obra, enfatizando su visualidad. Sólo cuentan o dicen en conformidad con la obra. En el desarrollo actual de mi trabajo he visto necesaria la incorporación de ciertos contrastes en cuanto a percepciones duras-blandas, rectas-curvas, opacidad-transparencia, orgánico-industrial, explorando las particularidades y calidades propias de cada material, así como también su transformación acorde a comportamientos y actitudes, desde la presión, tensión y suspensión entre ellos. Componentes funcionales, elementos orgánicos e industriales se despliegan para la creación de piezas en las que el diseño juega un papel protagonista más allá de la función del objeto. Bordeando la frontera entre el arte concebido de forma autónoma y el aplicado/funcional, las piezas abordan e indagan acerca de esta ambigua dialéctica en base a la dinámica constructiva y la potencialidad perceptiva del material. Estas deliberadas asociaciones que si bien pueden ser percibidas como antagónicas, exploran las zonas de intersticio, los espacios de transición de objetos, materiales y diseño, como una forma de expresión dirigida a llenar de significado el soporte del objeto artístico.
MCB: Entre 2014 y 2017 hiciste la instalación MMV0001 – “Comportamientos formales,” una obra seleccionada para el prestigioso 103° Salón Nacional de Artes Visuales–Sección Instalación y nuevos medios; un trabajo que representa lo antedicho sobre el poder de síntesis. Contanos cómo lo pensaste y trabajaste.
MD: “Comportamientos Formales” es una instalación que, como dices formó parte del 103° Salón Nacional abarcando en esa ocasión dos muros en ángulo, luego, en otra oportunidad, invadió laterales de una escalera a lo largo de tres pisos, y, trees años más tarde fue adaptada para una casa particular partiendo de muros de concreto, donde allí también las varas avanzaron hacia techos y suelo del sector de emplazamiento. Señalo esto para destacar la versatilidad de la instalación para establecerse en infinidad de espacios posibles. Abstracción + geometría + arquitectura, son para mí lenguajes totalmente emparentados, no pueden sino coexistir en un gran concierto formal al unísono. A través de este proyecto, mi objetivo fue salir al encuentro de dicha tríada abordando las superficies y fronteras físicas del espacio a partir de un anclaje subjetivo—la iteración de un prisma de madera—para “representar” su diversidad formal, visual y perceptiva. Se trata de un gran collage constructivo en tres dimensiones, donde secciones de madera rebotan y estallan aleatoriamente en el espacio. Una composición en la que dialogan dirección, posición, y actitud de una viga estructural en su estado ilimitado de expansión, persiguiendo una “explosión formal” que subvierte el orden aparente de un muro. Me interesa pensar que estos conjuntos de piezas operan con cierto tipo de infraestructura intrínseca, una infraestructura que se desprende del muro para proyectarse en el espacio posibilitando una red de relaciones infinita.
MCB: En la muestra “Funcionalismo inútil” (2017) en la galería Miranda Bosch en Buenos Aires, presentaste un trabajo que, según tus palabras “revisita teorías como el funcionalismo, estructuralismo y modernismo.” ¿Cómo llevas a la sala esta reflexión materializada en la obra?
MD: En el desarrollo de mi práctica, el espacio de emplazamiento es el que de algún modo determina mi imaginario creativo, trabajo en función de este. Entonces, para aquella ocasión en la galería Miranda Bosch, local donde en los años 30 funcionaba Nordiska Kompaniet y vendía muebles de estilo clásico a la aristocracia porteña, aborde las particularidades de sus instalaciones, revisitando teorías como el funcionalismo, estructuralismo y modernismo, con una propuesta estética que reflexiona sobre el uso “funcional” de los cuerpos en cuanto material y sustancia que se desenvuelve en el espacio. Bajo la forma de instalaciones o conjuntos escultóricos, la muestra se despliega en todas las salas como una puesta en escena de estos mismos. Los escenarios se constituyen con una serie de piezas a las que denomino “entidades formales”: piezas estructurales modulares y formas geométricas puras, cuerpos rígidos en diálogo con materiales blandos y flexibles, explorando las particularidades y calidades propias de cada material. Desde el comportamiento y actitud con su entorno, estas entidades formales intentan trascender su status quo. Pueden atravesar, interrumpir, acentuar y desmarcar sectores, o tan solo presentarse persiguiendo diversos modos de reflexión crítica y de disfrute de lo que está presente en un espacio dado. Se trata de una experiencia de inmersión o bien de tropiezos con espacios u objetos donde recientemente alguna forma de actividad cotidiana tuvo lugar, o la tendrá, o sucede y trasciende su temporalidad. Pasado, presente y futuro al unísono, combinando lo natural y lo construido, lo poblado y lo deshabitado, lo real y lo imaginario, para crear una nueva experiencia potencialmente habitable.
MCB: Otra obra seleccionada para el 108° Salón Nacional de Artes Visuales 2020–Sección Escultura, es EAI0007 – Sin título (2019), donde utilizas exclusivamente el acero inoxidable. Sin embargo no es esta la primera oportunidad sino que ya lo venias haciendo un tiempo atrás en obras tales como MAI0002 – Sin título (2018) y AIC0001 – Sin título (2018), donde además incorporas textiles y objetos. ¿Qué puedes contarnos sobre estos trabajos?
MD: Sí, puedo decir que el acero inoxidable ha sido y continúa funcionando en mi producción como un eje constructivo, un pilar material. En EAI0007 – Sin título (2019), dos ejes rectos conectados en sus extremos opuestos por una curva y una fina aguja configuran esta escultura que se impone sobre el suelo reflexionando formalmente sobre los grados de utilidad y funcionalidad de los objetos escultóricos. Esta pieza sugiere una extraña estabilidad, donde su potencial movimiento o su estado futuro se proyecta en el imaginario del espectador. Entiendo la escultura como una sintaxis de relaciones y transferencias entre materiales y objetos, pero que, al mismo tiempo, es externo a ellos, su autodeterminación los desvanece. Respecto de la pieza MAI0002 – Sin título (2018), me interesa guiar la mirada y pensamiento del espectador, seducirlo al interrogante. Provocar su modo de percibir e interpretar aquellas conocidas y familiares estructuras como por ejemplo “una mesa,” para que esta se convierta en escultura invadiendo peligrosamente el estado de los objetos que están destinados a servir o presentar, y viceversa. La obra presenta a estos objetos para generarles aquél “pedestal” ambiental que pueda llegar a transmutar su funcionalidad originaria. Está compuesta por piezas estructurales y formas geométricas puras, cuerpos rígidos en relación con materiales flexibles, que, si bien conservan sus propiedades intrínsecas y valor simbólico, evocan una nueva e híbrida realidad en su interacción mutua. Y, AIC0001 – Sin título (2018), se conforma con un dúo de curvas de acero que se oponen para contener un paño de tela. Ambas materialidades se interpelan, la superficie de una se expresa y resalta en las propiedades de la otra. Elementos que generan contrastes en cuanto a percepciones duras-blandas, comportamiento, presencia y actitud, buscando diversos modos de interpretación de aquello que está presente en nuestro cotidiano.
MCB: En 2018 participas de Bienal Sur con la intervención “Natatorio” (2018) para la Fundación Getulio Vargas, Río de Janeiro, Brasil. Un trabajo que concursa internacionalmente y que debe ser pensado como sitio específico. ¿Cómo fue la experiencia de pensar un trabajo para una Bienal y en qué consiste la obra?
MD: Como lo mencioné anteriormente, el espacio de emplazamiento opera como una suerte de musa que desafía y provoca potencialmente mi imaginario creativo. Y en este caso, fue también, un honorable desafío saberme convocada para trabajar sobre las formas proyectadas por el arquitecto Oscar Niemeyer en la Fundación Getulio Vargas. Partiendo entonces de este peculiar complejo edilicio rodeado por senderos de agua, me resultó inevitable imaginar al imponente auditorio en analogía a una piscina cubierta. Así surgió “Natatorio,” donde una serie de cuatro grupos escultóricos refieren a aquellas situaciones que puedan presentarse en un complejo acuático—trampolín, área de reposo, andariveles de nado, vestuario—y se instalan estratégicamente en diferentes sectores. No buscan generar objetos autónomos ajenos a su contexto, sino que encuentran su manera definitiva dialogando con el escenario de la Fundación. La propuesta persigue reflexionar acerca de la versatilidad y el orden aparente de determinadas estructuras formales, el potencial de sus interpretaciones junto a su proyección ilusoria e imaginaria en el espacio.
MCB: Otra obra de carácter sitio específico pensada para ser emplazada en un exterior es EEP0003 – Sin título (2019): una escultura de acero inoxidable y esmalte para CEL (Centro Empresarial Libertador) RAGHSA en Buenos Aires. ¿Cómo surge este encargo?
MD: En varias oportunidades trabajo conjuntamente con estudios de arquitectura y decoradores proyectando ideas para espacios comunes de edificios, así como también para hogares particulares. De este modo se dió la posibilidad de esta obra en un patio interno del CEL, bajo la supervisión del equipo de RAGHSA. La propuesta escultórica involucra dos cuerpos con versátiles características al momento de su emplazamiento persiguiendo así combinaciones supeditadas al diálogo directo con el contexto en el cual se inscriben. Me interesa desarrollar con ella, modos diferentes de capturar, concebir y percibir cierta espacialidad partiendo del comportamiento y actitud de dos simples elementos metálicos: un módulo escultórico estructural, compuesto por caños de sección rectangular curvados junto a un desarrollo lineal de una cinta metálica que dialoga con el área parquizada por la reflexión en sus superficies del área de emplazamiento.
MCB: MAI0001 – Sin título y AI0008 – Sin título son piezas de 2019 que participan de la muestra “Converging Line” DSProject Gallery, Miami, USA. Una vez más el acero inoxidable como protagonista indiscutido, la síntesis absoluta cuasi minimalista en la ejecución y la insistencia en repensar las formas y buscando nuevas funcionalidades, en este caso cuestionando la curva. Contanos sobre estas obras.
MD: Lo curvo, la línea curva me es imprescindible al momento de dar el primer paso para aliviar de algún modo la rigidez y/o frialdad derivada del acero como material. En MAI0001 – Sin título, partiendo de dos mismos elementos (material y formal), esta unidad objetual de acero se ancla al muro en diversidad de disposiciones para convertirse en un gesto curvilíneo que se reitera y reconfigura buscando modos diferentes de percepción. Se trata de una pieza modular, con características morfológicamente similares a una suerte de barandilla, pareciera no tener la posibilidad de contar nada por fuera de su funcionalidad originaria. Sin embargo, sus partes constructivas buscan salirse de su rol, logran reorganizarse a lo largo de un muro proponiendo al espectador una lectura rítmica y lineal, estableciendo diálogos visuales con su materialidad y respectivas sombras. En la obra AI0008 – Sin título, la presentación de de un arco de medio punto se eleva y auto sostiene en su misma forma invertida. En ambas actitudes, aparece, se diluye, o simplemente se impone y desborda apelando a la inmaterialidad de sus límites para desaparecerlos. La ingeniería subjetiva y constructiva de esta obra aborda un proceso abstracto de visualización donde el límite físico, como el de una posible abertura da cuenta inciertamente de aquella muralla material en el encuentro con un límite espacial. Y, en este caso justamente se enmarca hacia afuera de sí mismo, en una suerte de caricia hacia la infinitud del espacio.
MCB: Durante 2020, en pleno confinamiento internacional por la pandemia, produces tres trabajos que reciben importantes reconocimientos: EAO0001 – Sin título: obra seleccionada en el 109° Salón Nacional de Artes Visuales 2021–Sección Escultura; AFV0001 – Sin título: obra seleccionada en el Premio Fundación Andreani 2020; EAC0004 – Sin título: obra seleccionada en 12ª. Premio Itaú de Artes Visuales 2021. Contanos sobre estos trabajos realizados en un contexto de cuarentena.
MD: EAO0001 – Sin título, fue el inicio de la línea de trabajos donde necesité vincular elementos orgánicos en diálogo de contraste y contrapunto con los diseños del estilo racionalista que imperan en mi producción. En su composición, la obradesafía ciertos aspectos gravitacionales mientras explora contrastes perceptivos específicos entre la materialidad y comportamiento orgánico de ramas de árboles y la disposición rígida de dos líneas curvas en acero inoxidable. La dirección y actitud que opera en ambos elementos determina formalmente un equilibrio aparentemente inestable. EnAFV0001 – Sin título, un recorrido lineal en acero concluye en el accionar de un dispositivo—ventilador—posibilitando la permanencia por suspensión de un plano de papel sobre el muro. Entendiendo la fragilidad de aquello leve en suspensión en analogía a la subjetividad de la percepción en la interpretación, esta obra indaga sobre la utilidad accesoria o funcionalidad de ciertos componentes electrónicos en vinculación y diálogo con el diseño de diversas materialidades y objetos. En su diseño y construcción, EAC0004 – Sin título, aparenta funcionar como un volumen en bloque rígido emulando la formalidad de una abertura de arco de medio punto; sin embargo ese volumen se constituye por sucesiones de milimétricas cadenas que en su potencial comportamiento aleatorio provoca un extrañamiento hasta llegar a subvertir la solidez de la obra.
MCB: Y como si faltaran premios en tu haber, en 2021 ganas el Primer Premio Fundación Fortabat. ¿Cuál es la particularidad de esta obra y en qué estás trabajando últimamente en pleno 2022?
MD: En esta pieza galardonada honorablemente por la Fundación Fortabat, como parte de un intento utópico de sintetizar naturaleza y cultura, la reminiscencia a una reja que se desprende de curvados en acero, se opone a un delgado elemento orgánico, una rama de árbol. Se trata de dos cuerpos formal y físicamente distintos que han sido re-ensamblados, re-contextualizando sus orientaciones específicas para establecerse paradójicamente en una nueva armonía objetual. La obra señala esta capacidad de los elementospara reinterpretarse y resignificarse al ser expuestos en un otro orden.
Respecto a este 2022 en curso, en simultáneo a la continuidad de varias de mis previas líneas de obras, sigo desarrollando a modo de bocetos proyectuales, escenarios con grupos escultóricos que al diseñarlos modularmente pueden adaptarse fácilmente a diferentes posibilidades espaciales. Asimismo, en los últimos años he estado investigando con diferentes mecanismos para que ciertos objetos e instalaciones puedan de algún modo “cobrar vida” o empezar a adquirir movimiento y dinamismo real. Por tanto, también, estoy abocada a desarrollar este cuerpo de trabajo donde podrían aparecer, por ejemplo, obras manipulables con movimientos articulables y/o mecánicos, y piezas ligeras en suspensión por pequeñas hélices motorizadas, por mencionar solo algunos. Comenzando entonces en este nuevo camino de investigación, celebro el desafío de esta incertidumbre partiendo una vez más del universo abstracto, gestor de ideas infinitas, suficientemente extenso como para provocar pluralidad de interrogantes particulares a quien se sumerja en él.