Esculturas textiles, c.1990s–2010. Foto: Lowry Fine Art

La Omnipresencia de los Cuerpos: Una Conversación con Ariadna Pastorini


Uruguaya de nacimiento, viviendo desde hace décadas en Buenos Aires, la artista multidisciplinaria Ariadna Pastorini trabaja abordando la pintura, la escultura, las artes visuales y especialmente los textiles trasladados al lenguaje de la instalación y la performance. A partir de los años 90 integra “Artistas argentinos de los 90,” del Centro Cultural Rojas, comandado por Jorge Gumier Maier. Recibida en la escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, estudió grabado y serigrafía. Sin embargo, son los textiles el recurso plástico perfecto del cual se vale la artista para explorar la forma, la tridimensión y el espacio, creando esculturas blandas que interactúan con el espectador dando lugar a una sinergia entre ambos donde la obra se transforma en un todo—contenido y continente—habitable. Galardonada con premios tales como la beca Fundación Pollock Krasner (2018), Fundación Alfonso y Luz Castillo, beca colección Oxenford (2020), Primer Premio Salón Nacional de Artes Visuales: Nuevos medios e instalaciones (2017), residencia The Banff Centre of the Arts, Canadá con Fundación Antorchas (2000), Beca Kuitca (1997), premio a la experimentación, Asociación de Críticos de Buenos Aires, su obra integra las colecciones del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), Museo Nacional de bellas Artes (MNBA),  MACRO – Museo Castagnino (Rosario), Palacio Nacional de las Artes y colecciones privadas. Recientemente exhibió sus trabajos en Bienal Sur sede virtual, Centro Cultural Kirchner, Museu Textil de Brasil, Bienal Textil de Madrid, Colección Amalita Fortabat, Museo MAR y Museo de la Memoria, estos últimos en Buenos Aires. Durante los años de pandemia, desarrolló el evento a nivel global “Performances de encierro,” como reacción a la situación que atravesamos y el cual fue transmitido por las redes sociales.

Temple, 2017. Instalación textil. Foto: Lowry Fine Art

María Carolina Baulo: Tu obra está atravesada por intereses muy puntuales y claros como la búsqueda de la espacialidad lograda a través del desarrollo performático de la obra, contemplando siempre al espectador como un coautor. Contanos sobre los ejes conceptuales que motivan tu trabajo. 
Ariadna Pastorini: Mi obra inserta al espectador en su proceso de experimentación sobre los conceptos de tridimensionalidad, forma, volumen y su relación con el espacio que ocupan dentro de sí mismos y de su entorno. Mi trabajo es totalmente performático, desde su construcción hasta su puesta.La intuición, la sugerencia, el tiempo y el espacio, su relación con la realidad son elementos que utilizo. Creo que un proyecto nunca está cerrado ni en su lectura ni en su supuesta realización final, todos son parte de investigaciones y pruebas. De hecho hice instalaciones creadas por operaciones específicas de performance. En los años 90 trabajé cortando, cosiendo y transformando mis propias ropas en esculturas blandas.

MCB: Si bien trabajas con una enorme cantidad de objetos de los más variados como muebles, maderas, peluches, rasos, cinta de papel, estructuras de metal, lámparas de pie, es claramente el universo de las esculturas textiles donde tu obra se desarrollada en plenitud. Además, la omnipresencia de los cuerpos es contundente: todo el tiempo aludes a ellos y las telas, la ropa, no hacen más que reforzar su protagonismo. Contanos sobre ese vínculo que estableces entre la materialidad y la referencia simbólica a los cuerpos en general y el femenino en particular.
AP: El cuerpo es el objeto principal en mis obras, en él reflejo lo simbólico de la vida y la muerte en una instancia efímera. Invoco a la espiritualidad en mis esculturas y mis instalaciones. Sobre la materialidad elegida, la textil, en mis trabajos, entre otras cosas, es muy particular el manejo del volumen, la relación de los distintos materiales que utilizo y la capacidad de sugerir y establecer correspondencias entre objetos y sensaciones. Trabajo con telas como si fueran otras pieles que determinan nuevas interpretaciones en relación a lo formal y a lo sensorial. El hecho de hacerlo en esculturas e instalaciones me lleva una y otra vez a buscar otras maneras significativas.Tengo una historia cercana con estos materiales, desde niña. Mi padre era diseñador de zapatos y carteras de cuero, por eso conozco muchas opciones como coser a máquina, poner remaches, trabajar con gomas, cueros, transformar muebles, también de él aprendí serigrafía, que incorporé en las muestras. También mi madre hacía ropa, de ahí mi acercamiento a la confección y la poesía en el concepto. Podría decir que la sensación que generan estos objetos es que están en constante movimiento, reformulando y redescubriendo su tridimensionalidad. Su carga simbólica nos hace reflexionar sobre el vacío y el molde que deja nuestro cuerpo sobre estos objetos tan familiares.

diosa, Diálogo con el patrimonio, forma sobre forma, 2018. Instalación textil. Foto: Lowry Fine Art

MCB: Me interesa abordar una serie de trabajos que ponen en diálogo las obras con distintas situaciones, instancias o espacios físicos. Formas para el sueño (2018), por ejemplo, es una instalación que desarrollaste en el Museo MAR de Mar del Plata donde llevas al espectador al campo de los sueños, creando una suerte de espacio onírico a partir de una gran tela ploteada que lo abrazaba entre volúmenes y colores. 
AP: En esta instalación me interesó crear un impulso de deseo en el espectador. Acercarse por curiosidad, atravesar el muro social para poder disfrutar. Algunos la veían desde el muro y otros entraban a disfrutar entre volúmenes táctiles aéreos que se movían al tocarlos. Fue una interpretación de sueños ideales.

MCB: En Forma sobre forma (2018) realizada en el Museo de la Cárcova, la propuesta instalativa propone una mirada hacia los cuerpos, vinculando las obras del patrimonio del museo y tus esculturas. Aquí entra en juego el contraste de materialidades de manera contundente. ¿Qué puedes contarnos sobre esta obra y su desarrollo?
AP: En el Museo de la Cárcova realicé un friso enorme en la sala griega donde se mezclaban estas esculturas clásicas, perfectas duras y las mías, coloristas, sin cabezas, desinfladas, reales, pero ambas conectadas en lo eterno de su materialidad. La contraposición sobre la visión del cuerpo y las dimensiones generó nuevas preguntas también sobre la escultura actual, las esculturas blandas. En la obra que interpelaba al David, usé la dimensión y el género haciendo un chiste sobre los cambios de ejes de valoración (me refiero a la nueva revaloración femenina), ya que el gran David le llegaba a la altura de las piernas.

Los repliegues de la materia, 2021. Croco, material industrial y madera, medidas variables. Foto: Ariadna Pastorini

MCB: Los repliegues de la materia (2021) pone en cuestión el tema de la percepción y la supremacía de la visión por sobre el resto de los sentidos. Un trabajo que en plena época de confinamiento y poco contacto, nos acerca a la valorización de otros sentidos a veces relegados a un plano secundario.
AP: Los repliegues de la materia nos llevan a pensar sobre modelos ópticos de la percepción y de la geometría que repudia las nociones táctiles, contacto y figura en beneficio de una arquitectura de la visión. Como acción operatoria que llega al infinito, pliegue, repliegue y volver a plegar. Una acción divina a un continuo acercamiento para descifrar la materia.

MCB: Si hay obras representativas de la totalidad de tu producción son los “Vestibles Pastorini” (2020–21); trabajos donde la posibilidad de habitarlos, rompe con los límites entre la obra y el espectador.
AP: Siempre me fascinaron las formas a habitar, y la realidad de esa escultura impenetrable. En estos últimos trabajos juego con la realidad formal y el deseo. Pasando por un lugar cercano a la moda. Ropas en telas bondeadas, cosidas a máquina industrial, forman parte de una colección de esculturas que pueden ser útiles como ropas. Creo que es una manera de tomar esa pregunta que se sigue haciendo sobre el arte como utilitario.

Doble (de las “Esculturas vestibles”), 2020. Tela con grampas; modelo Ariadna Pastorini. Foto: Andrea Spirito

MCB: Nido (2020) es un trabajo que alude a tiempos de encierro y necesidad de protección. Producido durante plena pandemia, es buen ejemplo para vincular los textiles con esa sensación de cobijo, contención y refugio. Además poniendo en contraste distintos tipos de textiles: la sutileza del raso con la rigidez de la lona. Yendo un poco atrás en el tiempo, con la instalación textil Templo (2018), realizada en Walden Gallery, el tema de la contención como necesidad humana y transformando la casa en un templo, ya preanuncia lo que vemos en Nido
AP: Estamos en constantes búsquedas de templos propios, la religión es algo humano. No hablo de una religión definida sino de la necesidad de tener un paralelismo afectivo de contención. Por eso en 2020 realicé las series “Nidos,” “Tótems,” performances con un sentido de resistencia y cobijo. En mis propuestas siempre está el contexto en el que estoy viviendo.

MCB: Contanos sobre Shapeshifters (2021), una de tus últimas acciones performáticas, colectivas y que dan por resultado esculturas efímeras donde el foco está puesto en hacer una relectura de la historia del arte europeo.
AP: Realizadas en colaboración con diferentes artistas invitados como modelos para las esculturas, este trabajo es una fusión que cuenta estos tiempos de realización efímera, la visión del arte, el tiempo, el arte colaborativo, la performance como herramienta de construcción. En este proyecto trabajo con un aire religioso en las formas, las posiciones, los movimientos, las telas, los cuerpos, la simbología del color. Es un proyecto donde participan artistas activos de la escena de Buenos Aires, en el que se me ofrecen como inspiración para estas fotos generadas del encuentro y de nuestra relación. En cierta manera, estoy revisitando la historia del arte europeo desde la Edad Media hasta el Barroco, desde una perspectiva contemporánea.

Shapeshifters, 2021. Modelo: Ariadna Pastorini. Foto: Minerva Fink

MCB: Para cerrar, ¿en qué consistió el evento global que desarrollaste entre 2020–21, Performance del encierro, transmitido por las redes sociales?
AP: Es un proyecto que comenzó con una idea generada sobre la base de un evento de encierro parecido que tuve en Alemania en 2001, tuve una situación de encierro en un tiempo determinado, sin nada más que una cámara de fotos con la que empiezo a hacer videos de un minuto en primera persona como escape a la situación. Cuando nos encierran se me ocurre como un acto de resistencia hacer muchas performances en todas las partes de mi casa, cocina, terraza, dormitorio, living, patio, etc. Luego se me ocurre invitar a otras personas a que hagan en sus casas y así se generó un proyecto que terminó siendo un documento de procesos creativos realizado durante la cuarentena de 2020-22. Fueron 150 artistas de países del mundo (Argentina, Alemania, España, UK, Estados Unidos, Italia, Polonia, India, Brasil, Francia, Uruguay) que participaron trabajando con sus emociones y discursos plasmados en performances, textos, charlas, videos colectivos, podcast en esos meses de encierro, difundido en varias redes como Instagram, Facebook, blogs, YouTube. Este proyecto forma parte del archivo 2020 de la Fundación Espigas, Buenos Aires. Y actualmente se exhibe en su propia plataforma y en la sede virtual de la Bienal Sur 2021.