Proceso de investigación, Villa Romana, Florencia, 2020. Foto: Giulia Lenzi

Coleccionista de huesos: Una Conversación con Gabriela Acha

Licenciada en Escultura de la Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba, la artista visual y curadora Gabriela Acha produce un tipo de obra que toma como punto de partida el análisis de los métodos que aplican las ciencias y el arte para abordar la naturaleza como objeto de estudio. Y esto lo hace de la mano del colectivo de artistas Expedición, el cual integra desde 2014. Utilizando un lenguaje escultórico que se expande a las instalaciones y la performance, Acha apela a una instancia posterior de registro y documentación que dan cuenta del proceso de trabajo en texto y dibujos, entre otros. En el año 2015 fue seleccionada para asistir a la Beca Taller de producción y pensamiento en Artes Visuales impulsada por el Fondo Nacional de las Artes. Obtuvo el 3° premio del IV Salón Escultura Patio Olmos (2015), el 2° premio Salón Ciudad de Córdoba (2016) y una mención especial en el Concurso de Artes Visuales del Fondo Nacional de las Artes (2017). Formó parte de las residencias Intervalo Laboratorio desarrollada en Ecuador; Residencia R.A.R.O., Argentina (2016);  Molten Capital, Chile (2017); Residencia E.A.C. Uruguay (2018); Residencia Sistema Museal de Florencia, Italia (2019); Villa Romana, Florencia, Italia (2020), por mencionar algunas. En 2020 se graduó en el Máster en ArtScience de la Real Academia de Arte de La Haya tras haber recibido la Beca de Holanda a la Excelencia. En 2021 presentó su obra en el Museo de las Culturas del Mundo, Castillo D’Albertis en Genova, Italia, en el marco del evento Code War. En los últimos cinco años expuso en muestras colectivas e individuales con instalaciones y performances en los Países Bajos, Francia, Portugal, Bélgica, Italia y Argentina. Su obra integra colecciones públicas y privadas internacionales y participa de Stroom, una plataforma para artistas radicados en La Haya y de Pulchri Studio, una sociedad de artistas en Países Bajos. Vive y trabaja en La Haya.

Instalación en el Marco de Museo Antropológico Imaginario, Villa Romana, Florencia, Italia, 2020. Foto: Ela Bilakowska

María Carolina Baulo: Algo ya adelantamos en la introducción y hasta hice un guiño irónico en el título: contanos sobre el motor que impulsa tu obra que parte de un coleccionismo particular que vincula arte y ciencia.
Gabriela Acha: Durante más de 30 años he coleccionando minerales, antigüedades y fósiles. Estas piezas son el punto de partida de mi proceso. He reflexionado sobre las metodologías propias de las ciencias y el arte para abordar la naturaleza como objeto de estudio. Soy parte de un grupo argentino de artistas, investigadores e ilustradores científicos llamado Expedición. Juntos, trabajamos conectando el arte y las ciencias naturales. En 2018 publicamos el libro Cuaderno de campo. Mi principal modo de producción es la escultura, derivada en performance e instalación. Esto también implica un proceso de documentación que se basa en fotografía, dibujo, video, fotogrametría y escritura. Habiendo realizado un Master en Arte y Ciencia, me interesa la aplicación de nuevas tecnologías—y la tecnologías en general—en algunas de mis piezas. He trabajado en cooperación con diferentes instituciones como los Museos Nacionales de Historia Natural de Uruguay y Chile, la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, Argentina, el Museo de Antropología y Etnología de Florencia y el Sistema de Museos de Florencia, Italia. Últimamente me ha interesado la noción de museo como institución de origen colonial donde se construye un discurso. Desarrollo un proceso centrado en los conceptos “herstory” y pensamiento decolonial. Me interesa reflexionar acerca de la memoria en la esfera pública y en el plano íntimo y familiar y cómo se interrelacionan. ¿Qué historias y recuerdos se replican y preservan y cuáles no? ¿A quiénes pertenecen esos discursos? ¿Qué voces no han sido representadas o han sido negadas y esperan recobrar su poder? 

MCB: Me gustaría saber cómo integras esas distintas instancias que mencionas antes: la investigación de campo, las instalaciones, lo performático y el proceso de documentación. ¿Qué encuentras en la escultura como lenguaje y en su pasaje a lo instalativo y la acción en el espacio? 
GA: Mi trabajo tiene un marcado carácter curatorial y esto es lo que, a mi criterio, permite articular las instancias de investigación, instalación, performance y documentación. Hace varios años que desarrollo performances en cooperación con distintas colecciones y artistas. La primera etapa de estos procesos es siempre investigativa: realizo, por ejemplo, entrevistas a las personas que trabajan con la colección o a los artistas con los que trabajaré. Si hay un archivo disponible o biblioteca, visito esos espacios y busco material relacionado a los tópicos que pretendo abordar. Me sorprende que a través de las artes visuales he podido ingresar a los archivos y depósitos de museos magníficos y conversar con profesionales y personas vinculadas a sus colecciones. En el proceso de investigación, tener esa posibilidad es enriquecedora ya que puedo conocer sus perspectivas, escuchar sus anécdotas. El carácter curatorial de mi trabajo me ha permitido también conectar con artistas apasionantes como Farah Rahman y Silvana Montecchiesi. Farah es una artista holandesa, descendiente de una familia Indo-surinamesa. Ella produce incienso como una forma de conectar con las prácticas de sus ancestros. En este proceso ella incorpora hierbas de Europa, Asia y América, uniendo simbólicamente estas tierras. El incienso que ella produce es utilizado en performances-rituales de corte decolonial que Farah realiza junto a un colectivo de artistas. Silvana es Cordobesa, Argentina. Es artista visual e ilustradora botánica y trabaja en la Academia de Ciencias de la Universidad Nacional de Córdoba. En uno de sus trabajos llamado Ciudad medicinal, Silvana invita a los ciudadanos cordobeses a recorrer el centro de la ciudad y enseña a identificar las plantas nativas. En este recorrido ella comparte conocimientos sobre las propiedades medicinales de esas plantas, según la medicina nativa. Juntas, participamos del colectivo Expedición. Farah y Silvana son mujeres que admiro una cantidad y también (¡qué suerte!) mis amigas. Me interesa de la escultura y su conexión con la performance el aspecto dialógico, es decir, lo más relevante del Espacio exhibitivo móvil es, para mí, que permite generar un contacto directo con los espectadores donde recibo feedback instantáneo, cara a cara. Los objetos son el punto de partida para contar una historia. Junto con los performers presentamos las piezas y conversamos con las personas que participan de la acción y eso transforma y enriquece la obra. Ese feedback es muchas veces incluido en la siguiente interacción. Recientemente formé parte de la muestra “Bench-mark”en Arentshuis Museum en Brujas, Bélgica, curada por el historiador Michel Dewilde. En esa muestra reflexionamos acerca de cómo los museos y galerías están dejando de ser espacios donde se construye sentido a partir del diálogo, ya que la experiencia que facilitan es muchas veces una experiencia individual. La muestra contó con diversas performances que involucraban la interacción entre participantes.

Un museo o dos, 2018. Performance, Espacio de Arte Contemporáneo, Montevideo, Uruguay. Foto: Gabriela Acha

MCB: Un trabajo de 2016 que marca ya un camino disruptivo en la presentación se tus obras fue la performance Un museo en un placard, curadora Eva Ana Finkelstein. ¿Qué nos podes compartir de esta particular acción: dónde y cómo se desarrolló y cuál fue el rol fundamental, participativo, del espectador?
GA: Un museo en un placard fue una performance quese difundió mediante el periódico local de Córdoba con una invitación a visitar el placard de la casa familiar donde guardo una colección de minerales, antigüedades y obras de amigos artistas; colección de objetos que llevo a cabo desde hace más de 30 años. Las personas ingresaban a la casa donde se encuentra emplazado el placard en grupos reducidos y allí les iba mostrando las piezas que pasaban de mano en mano mientras yo contaba historias conectadas a esas piezas. Esta muestra se realizó en el marco de Galerías Efímeras, ciclo curado por Eva Ana Finkelstein en Córdoba en Marzo 2016, con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes. Esa colección en un ropero en la casa de mi familia en barrio Matienzo, es y ha sido desde mi infancia, mi museo. Siempre soñé con ser la directora de un museo o tener un museo, de modo que recibir la invitación de Eva a abrir esta colección privada al público, fue magnífico. Lo pienso como un chiste realmente largo, un chiste que tarda más de 20 años en cerrar, porque en ese momento presenté no un museo como el que imaginaba de niña, sino el museo que pude, emplazado desde sus comienzos en el lavadero de la casa de mis abuelos donde viví la mayor parte de mi vida. El rol del espectador en ese caso, era pasar por toda la casa hasta llegar al pequeño lavadero donde les presentaba las piezas y les contaba historias abriendo y cerrando los cajones para eventualmente al finalizar la acción sentarse en el living con mi abuela Inés a tomar té o mate revisando unas enciclopedias hermosas del 1800 que heredé de la familia de mi padre. El rol de las personas que formaron parte de este evento fue también un rol activo y participativo, compartiendo pensamientos e inquietudes con los demás.

MCB: Otra performance que compromete tu cuerpo y el del otro, fue Espacio exhibitivo móvil (2016), desarrollada en el Cabildo de Córdoba.
GA: Durante 2016 participé de la residencia La sala que habito en el Cabildo de Córdoba. Allí, produje una mochila-vitrina con la intención de presentar mi colección de fósiles y minerales en el espacio público. Mi objetivo primero era generar un dispositivo de exhibición espontánea que me permitiera compartir los elementos de la colección del ropero que antes mencionamos. En 2018 participé de una muestra y residencia en el marco de la muestra “Habitar desplazamientos,” curada por Andrés Labaké y presentada en el Espacio de Arte Contemporáneo (E.A.C.) de Montevideo, Uruguay. Durante la residencia desarrollé un proyecto llamado Un museo o dos en cooperación con el Museo Nacional de Historia Natural (M.N.H.N.) de Uruguay. Investigué la colección y entrevisté a las personas a cargo de las diferentes áreas. Decidí seleccionar piezas de la colección que fueron producidas o encontradas por mujeres que trabajaron en o para el museo durante toda su existencia. Me motivó a seleccionar estas piezas el hecho de que las piezas más relevantes del museo a nivel internacional fueron encontradas por Catalina Beaulieu Erripa, acerca de cuyo trabajo el museo no contaba con mucha información. Realicé una performance con siete performers llevando siete mochilas, que intervinieron el E.A.C. contando a los visitantes quiénes fueron estas mujeres y su aporte al museo y al conocimiento científico. En ese momento, el M.N.H.N. se encontraba cerrado al público ya que no contaba con las condiciones edilicias para exhibir la colección. En este caso me interesó también habilitar y hacer accesible nuevamente este patrimonio público. El Espacio exhibitivo móvil es una galería ambulante feminista y decolonial.

Detalle de la instalación en el Marco de Museo Antropológico Imaginario, Villa Romana, Florencia, Italia, 2020. Foto: Ela BIlakowska

MCB: Espacio exhibitivo móvil se replica en 2020 con el plus de dar pie a una muestra en el Museo Antropológico Imaginario en la Villa Romana en Florencia. ¿Cuáles son los cambios, variaciones, agregados en este caso?
GA: En este caso, junto a estudiantes de la Maestría de la Universidad de Antropología de Florencia, reflexionamos sobre los museos de antropología. Las piezas presentadas pertenecieron a comunidades vivas, son artesanías adquiridas por Oretta y Gian Piero Frascinelli (miembro del colectivo Super Studio) en Sudamérica. Durante el proceso de investigación, contamos con la asesoría del museólogo Claudio Rossatti y la antropóloga Emmanuella Rossi. Conectamos las piezas con el contexto actual y la problemática de las etnias de procedencia de los objetos (Aymara, Guaraní y Mapuche, de América del Sur) y la lucha por sus derechos. En este caso, la performance fue totalmente diferente a la realizada en 2018 ya que en 2020 nos encontrábamos en pandemia, lo que restringió muchas de las posibilidades. Hasta último momento no estábamos seguras de que podría realizarse. Esta performance contó con la curaduría de Valeria D’Ambrosio quien seleccionó la colección con la que trabajaríamos lo cual marcó fuertemente el trabajo. Contamos también con la participación de asesores y antropólogas en las instancias de investigación y performance de modo que el trabajo fue mucho más abierto, horizontal y colectivo.

MCB: Una tercera instancia en la que se presenta Espacio exhibitivo móvil fue en una performance colectiva en el marco del Konvooi Festival en Brujas, Bélgica, en 2021. Nuevamente me interesa saber sobre las adaptaciones que sufre este trabajo, el cual demuestra ser sumamente versátil.
GA: Durante el evento hicimos performance interviniendo las calles de Brujas en el marco del festival Konvooi. La selección de las piezas presentadas tiene que ver con el hecho de que los artistas involucrados trabajan desde una perspectiva decolonial presentando piezas conectadas con epistemologías subalternas. Los contenidos de estas vitrinas pertenecen a artistas visuales, que trabajan en relación al mundo de las plantas en vínculo con conocimientos ancestrales y son tres personas que estimo muchísimo. Sigo sus procesos desde cerca, lo que me permite conectar con esos objetos de una manera mucho más profunda dada por el lazo afectivo. Para esta activación invité a las artistas Farah Rahman, Bruja y Silvana Montecchiessi a presentar sus obras conmigo. Como mencioné anteriormente, Farah Rahman es una artista holandesa, descendiente de una familia indio-surinamesa que produce incienso como una forma de conectarse con los recuerdos de sus ancestros. En el Espacio exhibitivo móvil presenté una parte de su proceso de producción de incienso. Bruja es un ilustrador cordobés que estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y durante varios años estudió medicina comechingón, donde aprendió a utilizar las plantas nativas como forma de medicina. Este aprendizaje se ve plasmado en sus obras. La ilustración que presenté se llama Datura ferox, donde aparece una mujer abriendo una puerta y del otro lado de la puerta está la muerte espejada con el mismo gesto abriendo la puerta. El título hace referencia al chamico, que es una hierba sagrada. Bruja me dijo que el chamico es una de las plantas de la muerte que permite conectar con ella como entidad y obtener aprendizajes vinculados al paso entre este mundo y lo que sea que hay del otro lado. En todo caso, presentar su dibujo es también decir: “Bruja te adoro, mi alma te está mirando.” Silvana Montecchiessi, artista botánica e ilustradora científica argentina, hizo una ilustración científica del chamico para esa presentación.

Un museo o dos, 2018. Performance, Espacio de Arte Contemporáneo, Montevideo, Uruguay. Foto: Gabriela Acha

MCB: Me gustaría tomar como ejemplo la muestra “Amethyst” (2021), presentada en Pulchri Studio, La Haya, para que abordemos el tema de la elección de las materialidades y lenguajes plásticos en relación con el concepto de la obra. 
GA: En esta exhibición presenté una instalación que consistía en esculturas, dibujos y una pequeña video-instalación. Mediante las piezas, reflexiono acerca de los conceptos de memoria y conservación. Me interesa pensar mi cuerpo de obra como un archivo de donde puedo extraer piezas que van a encontrarse con elementos nuevos y resignificarse en relación a ellos y de esto me interesa el encuentro de piezas que no se corresponden tan obviamente. Aquí de nuevo se manifiesta el carácter curatorial de mi trabajo. Los dibujos presentados corresponden a memorias y objetos de colecciones que visité en mis viajes y fueron realizados con una técnica que pretende simular el tipo de ilustración mimética aplicada en las primeras enciclopedias e ilustraciones científicas. El tamaño de los dibujos es 10 x 15 centímetros, similar al tamaño que se usa generalmente para imprimir fotos familiares, de modo que refuerza la idea de memoria y conservación de los recuerdos en el ámbito íntimo y personal. La mayoría de los dibujos son también el punto de partida para contar una historia. En esta muestra presenté también en una vitrina, una serie de esculturas realizadas con ramas con semillas de una planta popularmente conocida como Palmera de abanico chino. Estos especímenes fueron sumergidos en resina originando estalactitas transparentes sobre la planta, lo que le da un aspecto fósil. Utilicé una vitrina similar a las utilizadas en los museos de historia natural para reforzar la idea de fósil. Incluí en ella, una video-instalación que consiste en un pequeño dibujo de la imagen del Éxtasis de Santa Teresa que tomé de una medalla de oro que heredé de mi abuela. Sobre el dibujo proyecté un video de fuego.

MCB: ¿Con qué obra participaste en el Museo de las culturas del mundo, Castillo D’Albertis en Génova, Italia, en el marco del evento Code War, 2021? Contanos sobre la experiencia. 
GB: En 2021 fui invitada por las curadoras Arianna Maestrale y Silvia Mazzella (Plataforma Mixta) para realizar y presentar una instalación y una video-instalación en el marco de la exposición “It takes a thousand voices to tell a single story.” El evento y la exposición tuvieron lugar en el Museo de las culturas del mundo, Castello D’Albertis. Fue una experiencia muy fuerte para mí debido a una interesante coincidencia: desde la ventana del salón donde hice la performance, se podía ver el antiguo puerto de Génova. Hace alrededor de un siglo, uno de mis antepasados ​​salió de Italia por ese puerto para no volver jamás. Ese fue el lugar donde mi familia fue separada por el océano, para nunca más encontrarse. Fue un momento muy significativo y sorprendente, porque en esta presentación comparto una historia de mi familia y canto una canción a los visitantes; fue para mí una forma de conectarme y honrar a mis ancestros. Durante el evento participé, además, como disertante en una charla sobre pensamiento decolonial. Presenté también la obra TODO MUSEO ES UNA TRAMPA en la entrada del Museo. Me interesó montar esta obra en el ingreso ya que el Castello D’Albertis fue construido por capitán D’Albertis, quien era un admirador de Cristóbal Colón y el museo se encuentra repleto de imágenes de Colón. Mi intención fue remarcar que los museos son instituciones que surgieron durante el desarrollo de las colonias y que los contenidos que se presentan muchas veces siguen replicando perspectivas coloniales. Suele suceder que como visitantes de museos, tendemos a absorber inocentemente el discurso que se nos presenta en este tipo de instituciones vinculadas a la memoria sin desarrollar un pensamiento crítico al respecto. Por eso advierto que estas imágenes y significados han sido preparados por la institución con un propósito intrínseco y tal vez, sea válido mantener una cuota de escepticismo al visitarla.

TODO MUSEO ES UNA TRAMPA, 2021. Acrílico sobre lona de PVC, 16 m. x 50 cm. Instalación en el ingreso de Castello D’Albertis, Génova, Italia. Foto: Silvia Mazzella

MCB: Cerraste el 2022 con una muestra que integraba en una instalación, dibujos, escultura, textos y un video. Contanos de qué se trató “Contrary to what we thought so far,” la cual tuvo el apoyo de Stroom, cómo se dio ese acompañamiento y, en este contexto, notar las diferencias de poder trabajar en países con mayores recursos para financiar proyectos. 
GA: Esta muestra, curada por Marjolein Pas, consistió en una instalación con textos y dibujos, una escultura cinética que reacciona cuando hay movimiento y una pequeña video-instalación. Todas estas piezas fueron realizadas durante un proceso de producción artística que contó con el apoyo de Stroom, una plataforma para artistas basados en La Haya y de la cual formo parte desde 2019. A través de Stroom Invest recibí una beca de creación y participé en un programa intensivo para artistas que involucró la visita de 10 curadores internacionales a mi taller, así como también visitas a galerías, talleres de artistas, museos, librerías e instituciones vinculadas a las artes visuales. Las piezas presentadas en la muestra son muy diferentes las unas de las otras pero condensan y hacen evidente el espíritu experimental del trabajo. De este proceso de producción aprecio el apoyo de Marjolein de haber trabajado en una escala mayor a la que acostumbro, haber cooperado con ingenieros para desarrollar una escultura cinética interactiva y haber contado con los recursos necesarios para sucumbir ante los caprichos de la creatividad sin perder el encanto. 

MCB: ¿Cuáles son los planes para el futuro?
GA: Este año planeo realizar una muestra y performances en cooperación con la curadora Jessica Capra de la plataforma internacional para artistas The Artist and the Othersy estoy desarrollando también un proyecto para llevar a cabo con el historiador del arte Michel Dewilde que trabaja como curador en Musea Brugge, Brujas, Bélgica. Mi objetivo para los próximos años es llevar mi obra a una escala mayor y presentar ese trabajo en Pulchri Studio, La Haya, Países Bajos. Está en mis planes también, seguir formándome a través de un segundo Máster o Doctorado.