Habiendo transitado distintas disciplinas dentro de las artes plásticas, la obra de Elia Gasparolo, artista argentina oriunda de la provincia de Mendoza, se enmarca actualmente dentro de lo multidisciplinario, sumando a sus pinturas, objetos de estructura blanda, indumentaria y accesorios que conforman biotextiles cuyo protagonista es la materialidad orgánica per se. Se suman el desarrollo de una enorme cantidad de proyectos sitio específico tanto en el país como internacionales, destacando como una característica interesante de su obra el trabajo en equipo, siempre pensando los proyectos como un “work in progress” que se desarrolla en el tiempo y combinando capacidades y saberes con otros artistas versados en otras ramas del arte que vinculan su obra con las performances, los videos y la fotografía como registro de procesos creativos. Con clara certeza de la fugacidad del todo, su mirada artística se centra en enfatizar lo efímero e inaprensible de las relaciones, expresado a través de los materiales que utiliza para plasmar obras que relatan un momento único e irrepetible, el cual se revela en la materia y en su presentación al espectador.
María Carolina Baulo: Tu trabajo pasa del plano al espacio: acciones, performance, sitios específicos, fotografía, dibujo, pintura, objetos y bioarte. Contanos cómo se articulan estas distintas manifestaciones artísticas en tu obra, cómo se conectan.
Elia Gasparolo: Siento que tiene que ver con una búsqueda en la que voy descubriendo los distintos medios expresivos que la obra requiere, no sólo por sus posibilidades materiales y formales sino también por la propuesta conceptual que surge de la misma. Por ejemplo, cuando comencé a trabajar con arcilla roja observaba la textura y el color del agua sobre la misma y sucedió que luego de hacer un objeto para una prueba, inmediatamente comencé a realizar biotextiles con este material y pude notar la suavidad y ligereza de la arcilla. Es como si esa materialidad me hubiera pedido tener otra interacción y otro contexto. Siento que esa búsqueda y ese desarrollo me invitan a un continuo proceso de aprendizaje y posibilidades que luego habilita nuevas lecturas. Me interesa ser parte del proceso de transformación de un objeto y poder ser testigo del mismo a través del registro; poder habitar una obra poniéndole el cuerpo o hacer un pasaje entre los diversos soportes y ver cómo operan las distintas materialidades y qué nuevas tensiones se generan. Por ejemplo, luego de trabajar con tinta china sobre papel de arroz durante un largo período de tiempo, tuve la necesidad de llevar esas imágenes a otros formatos que pueden ir desde un biombo con uniones japonesas a un mosaico. Trabajar con papel de arroz, electrónica, biomateriales, carpintería, arcilla o lo que se me presenta me sirve de inspiración, me invita a acercarme desde la curiosidad y me permite descubrir a través de la investigación sus propiedades y funcionamientos. Entonces se amplían las posibilidades y luego ante un proyecto puedo recurrir a eso que en algún momento pude aprender o experimentar. La interdisciplinariedad, interacción, la importancia de generar comunidad de transmisión de saberes a través del dictado de talleres donde el enriquecimiento se multiplica y la valorización del proceso son ejes en mi búsqueda.
MCB: Empecemos por tus trabajos más recientes que comenzaron en 2020 y dan tela para cortar para rato: me refiero al Tejido Conectivo-Biotextiles con Memoria. Contanos sobre los materiales que utilizas, su elección y tratamiento. Por supuesto esto tiene a su vez un entramado conceptual muy interesante que me gustaría compartieras.
EG: En Tejido Conectivo sucedió que, al momento de experimentar con biomateriales, comencé a elaborar un collage y de repente al unir las piezas, me encontré cosiendo como mi abuela modista. Mi abuela es una mujer de tierra adentro, muy fuerte y delicada y estos biomateriales elaborados con cáscaras y restos de lo consumido se convirtieron en telas que contenían todo aquello que me unía a mi abuela, a mi niñez y a mi Mendoza de origen. Así fue como desarrollé esta obra en la que a través de los biotextiles generé nuevas pieles que contenían información de profunda conexión para mí. Rescaté la vivencia de elaborarse una nueva piel, ser parte de ese proceso alquímico y luego habitarlo. Vivenciar lo que se genera al vestir esta nueva piel con aquello que te conecta y te lleva a texturas, perfumes y sabores de tu esencia. Son pieles que quieren ser tocadas. La obra Tejido Conectivo está compuesta por una serie de collares con materiales como papa y romero, vino Malbec, lavanda y Santa Rita, arcilla roja y un vestido de cáscaras de mandarinas. Además, me interpeló la oportunidad de ver esta mutación en este descarte como lo son las cáscaras y los restos de vino o té y que terminaran siendo algo que uno deseara tocar y vestir. Una moda basada literalmente en las estaciones, pero no desde la imposición sino desde su materialidad. Al trabajar con materiales biológicos, me sucede que, si bien estoy ejerciendo una acción al combinar los ingredientes de una fórmula/receta o al generar las condiciones óptimas para cultivar una bacteria u hongos, yo soy testigo, lo que me resulta maravilloso y liberador ya que hay procesos que debo respetar, y resultados que debo aceptar y ahí cuando aparece el error o un resultado inesperado es cuando sucede algo fascinante para mí. Soy testigo de un proceso que, si bien es conducido, una parte no está en mis manos.
MCB: Destellos de la Naturaleza (2018) junto a Joaquín Fargas, es un interesante trabajo realizado en el contexto de una residencia en la provincia de Catamarca en Argentina. El diálogo con el entorno, la instalación como elección plástica para hacer confrontar el universo natural con la robótica, pone las bases de los trabajos que vendrán más adelante. Contanos sobre este trabajo en especial y la colaboración en equipo, una característica que se sostiene en tu obra sitio específico.
EG: El trabajo en equipo siempre va a ser enriquecedor y la multidisciplinariedad es un aspecto que me convoca ya que es una constante invitación al aprendizaje y al ejercicio de observación. En el caso de Destellos de la Naturaleza, puedo decir que la obra surge de una convocatoria a participar de CIMA Residency, una residencia de arte que ofrece la oportunidad de explorar sobre la producción en relación con el contexto. La instalación nace como fruto de esta propuesta. Se trata de una serie de plantas robóticas que dialogan entre sí y con la naturaleza a través de destellos. Al amanecer, estos arbustos se enfocan hacia el sol y durante el día se alimentan de energía solar, la cual les permite girar y al recibir los rayos del sol, sus placas de acero espejado destellan. Luego por la noche, las mismas emiten destellos gracias a la energía almacenada. Se genera un permanente diálogo en el que el hombre puede ser testigo y protagonista de esta instalación al intervenir la naturaleza con la intención de comunicarse con ella. Se genera una suerte de ritual en el que se envía un mensaje, éste es captado y se espera una respuesta como señal de comunicación. Esta performance invita a la reflexión de nuestra necesidad de querer entender, imitar y dialogar con la naturaleza.
MCB: Ya que tocamos el tema del sitio específico, me gustaría saber qué encuentras en este formato tan interesante; imagino tiene mucho que ver con el concepto de lo inaprensible, lo efímero y fugaz que atraviesa toda tu obra. Tu obra El Futuro es Prehistoria (2020–21) es un sitio específico desarrollado junto al artista Santiago Rey en la Residencia SACO en Antofagasta, Chile. Un trabajo que comenzó en el 2020 y cuenta con una enorme cantidad de pasos para su producción y desarrollo. Tengo entendido que las instalaciones irán sufriendo mutaciones con el paso del tiempo y requiere una visita al año de producción y documentación paso a paso del proceso. Contanos más detalles.
EG: El Futuro es Prehistoria es una obra que fuimos desarrollando durante el 2020 y participará en la Bienal SACO en 2021, gracias a SACO tuvimos la posibilidad de instalarla en distintas locaciones en el desierto de Atacama en un momento en el que la incertidumbre reinaba. La obra consta de una serie de instalaciones en distintos puntos elegidos específicamente en base a la narrativa ya que buscamos narrar diferentes situaciones de diferentes momentos de la historia, diferentes maneras de habitar el territorio y diferentes explotaciones como la salitrera, la minera, etcetera, a través de distintas escenas. Proponemos una reflexión sobre el paisaje, el espacio, nuestra relación con el espacio y nuestra relación con el futuro y el pasado que en nuestra obra también se imprime como formas del paisaje y en la materialidad misma. La instalación está conformada por un mirador que ofrece un encuadre de estas maquetas a escala realizadas con arcilla del desierto y a través del recurso del trampantojo, se incorporan al paisaje, y están geolocalizadas, de acuerdo con un itinerario que fuimos trazando como resultado de un proceso en el que dialogaron nuestras imágenes, las historias y el paisaje. Las maquetas fueron documentadas y la continuación del proyecto en el tiempo, su etapa presente y futura, es la publicación periódica en su página web y redes sociales de las mismas a través del registro fotográfico y fílmico, junto a su geolocalización durante todo el 2021. Estas publicaciones están acompañadas por reflexiones, testimonios y otros escritos de colaboradores y personas que visitaron algunas de las maquetas. Luego haremos la visita arqueológica en la que descubriremos cómo los factores climáticos y geográficos han afectado la obra que hemos entregado al desierto y al tiempo, así como también esta arqueología será sobre nuestra realidad y sobre nuestras personas. Desde luego no seremos los mismos.
MCB: Otro sitio específico es Intocable (2020), una obra donde participas haciendo seis mosquitos de aluminio para la muestra retrospectiva del artista Gaspar Libedinsky en 2022 en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Es una instalación de aluminio con cables de acero, siendo los mosquitos, los insectos, una suerte de autómatas. Además de la relevancia de este trabajo, me gustaría saber qué desafío te presenta el contexto ya que es muy distinto a la intemperie y donde la circulación del espectador es radicalmente otra y así su relación e interacción con la obra. Contanos sobre esas diferencias en torno al espacio y el espectador.
EG: Intocable es una obra en la que junto a Gaspar Libedinsky proponemos interactuar con la escultura La Noche de Joseph Pollet ubicada en la Gran Antecámara del Museo Nacional de Arte Decorativo. Estas criaturas vuelan alrededor de la hermosa mujer de la escultura y emiten un sonido muy particular como fruto del movimiento de sus alas. El nombre se deriva de las operaciones que deben realizarse en un museo cuyo patrimonio cultural y arquitectónico es parte distintiva del mismo por lo que las obras a exhibirse deben ser autoportantes y no deben tocar el patrimonio. Es así como decidimos recibir a los espectadores evidenciando este desafío, la tensión entre la interacción y el cuidado de las obras. El diseño de los insectos del móvil además propone una arquitectura de estilo Art Deco tanto en sus cuerpos como en sus alas, es una arquitectura que devino en una serie de criaturas que con sus movimientos generan la percepción de ser ellas quienes dan vida a este mecanismo.
MCB: Paisajes Posibles (2021) es tu última intervención sitio específico en Entre Ríos, Argentina, junto al artista Guillermo Vezzosi, la cual consistió en una suerte de mantos de piezas de aluminio desplegados sobre el espacio al aire libre generando una nueva topografía.
EG: Con Guillermo teníamos el deseo de generar esta topografía que como un manto va desplegándose y extendiéndose sobre distintas superficies, convirtiéndose en un nuevo paisaje como fruto de nuestra huella de consumo. Realizamos una serie de intervenciones en la naturaleza y las registramos en distintos momentos del día permitiendo que la luz incida en la obra. Luego de realizar este sitio específico, desmontamos la intervención y dejamos la naturaleza tal cual estaba. Se trata de una intervención efímera conformada por una materialidad liviana que no atenta con el territorio que la aloja. Estas piezas son teselas de aluminio que van conformando una trama en la que se deja ver parcialmente la vegetación. Aquella parte que queda cubierta refleja la luz creando una nueva textura, una nueva imagen del paisaje y se convierte en un paisaje posible. A su vez, buscamos reflexionar sobre cómo esta imagen recortada del paisaje se naturaliza de manera tal que comenzamos a descubrir su belleza, a imaginar o re-crear aquello que ya quedó cubierto y a aceptar su invasión como si se tratara de una especie exótica, la vegetación del Antropoceno. La morfología del paisaje va mutando y va ocupando el territorio de manera paradójicamente orgánica.
MCB: Biotextiles y sitios específicos parecieran ser las formas en que mejor logras canalizar tus búsquedas creativas. ¿Cómo se presenta el futuro inmediato en tu trabajo?
EG: En cuanto a los sitios específicos seguiré en la búsqueda en la que intento generar espacios que puedan ser habitados y generen nuevas interacciones y reflexiones tratando de realizar la belleza de lo efímero. Realizar sitios específicos me permite un enriquecimiento enorme porque puedo aprender sobre las características de nuevos territorios, compartir con la gente de la localidad y adaptar tanto la obra como mi persona. Con respecto al trabajo con biomateriales, continuaré con el dictado de talleres y el aprendizaje de diversas materias primas para comprender su importancia en diversas regiones, las industrias que genera, el impacto cultural, económico y social que ese material tiene y cómo a través de la creación de biomateriales, pueden habilitarse nuevos paradigmas. El resultado de ese trabajo tendrá el aspecto formal que mejor exprese su proceso y tras esa búsqueda iré.