Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Nacional de Rosario, la artista plástica Alejandra Tavolini desarrolla una obra que, según sus palabras “explora el límite de lo habitual, valiéndome de diversos soportes.” Becaria del Fondo Nacional de las Artes en 2016, 2008 y 2002, galardonada con el Premio al Mejor Corto Documental en el Festival Nacional de Cortometrajes (Ciudad de Galvez, 2013), el Premio Regional de Pintura de la Fundación OSDE (2006) y el Primer Premio en el Salón Nacional de Artes Plásticas de San Nicolás (2006), además de múltiples menciones, Tavolini desarrolla su obra buscando la materialidad que más se ajuste a las necesidades de aquello que quiere contar: esculturas, instalaciones, pinturas, objetos, video-performance, todo es bienvenido como terreno de experimentación para plasmar las ideas. Desde hace décadas sus trabajos se exhiben en muestras individuales y colectivas locales y del exterior, entre las que se destacan “Arte en juego” en la Fundación PROA (Buenos Aires, 2022); “Mito, espectáculo y futuro” en el Centro Cultural Recoleta (Buenos Aires, 2019); “Gabinete” en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (2019); “Viaje a Marte” en el Museo Genaro Perez (Córdoba, 2018); el 106 Salón Nacional de Artes Visuales en Palais de Glace (Buenos Aires, 2018) y los Premios de la Fundación Andreani en Rosario, Salta, Corrientes y Buenos Aires. Así como también Art/Marbella (España, 2017), “Buscando a Damien” (Galería Animal, Santiago de Chile, 2013), “FIFTYFIFTY” en Desborde Galería; “Live now, die later” en Soler StudioHub y “Allí, Allá” en Fundación Alzate Avendaño (éstas últimas en Bogotá, Colombia, 2012). Su obra forma parte de la colección pública del Museo de Bellas Artes Castagnino+macro (Rosario) y de colecciones privadas nacionales e internacionales.
María Carolina Baulo: En tu statement defines tu trabajo como una suerte de exploración de los límites de lo habitual. Me resulta super interesante escucharte desarrollar ese concepto y cómo lo transformas en obra, haciendo especial hincapié en los materiales que eliges.
Alejandra Tavolini: En mis obras exploro los límites de lo habitual. Esto lo materializo en diversos soportes: desde objetos a instalaciones, desde pinturas a video-performance; buscando en cada ocasión el medio más conveniente para hacer tangible la idea primigenia. Desde el año 2004 he confeccionado “muñecos” que, en un primer momento, eran de peluche. A esos muñecos los he deformado haciéndolos parecer enfermos, los he atacado con elementos cortantes o disparado a su silueta dibujada en blancos de cartón. También los he sumergido en formol (parodiando las instalaciones del artista Damien Hirst, comparando así las diferentes realidades que viven artistas de la misma generación en distintos puntos del planeta). Los muñecos que a lo largo de los años sufrieron maltratos y transformaciones, desde el 2015 han mutado nuevamente: unos han aumentado su tamaño, les han crecido garras, picos y colmillos, transformándose en una fauna feroz y hostil. Y otros se han empequeñecido hasta convertirse en ágiles conejos amarillos, que huidizos corren por las salas de exposición.
MCB: En tu respuesta anterior introduces el tema de los peluches así que podemos tomar algunos ejemplos para ilustrar cómo los trabajas en ese “guiño” a la obra de Hirst lo cual implica un desarrollo que respete materiales en sintonía con la idea rectora. Tomemos por ejemplo el Tiburón (o Acerca del Estudio de los Protagonistas…) (2006), Dos cerditos (o Acerca del estudio de los Protagonistas…) (2008) y el Cordero (o Acerca del estudio de los Protagonistas…) (2008), este último participante del Premio 50 Aniversario Fondo Nacional de las Artes, 2008. Todos ellos son peluches sumergidos en formol, aparece el cristal y la madera. Contanos sobre esta serie.
AT: La serie titulada “Acerca del estudio de los protagonistas” fue un gran desafío para mí por la intensa investigación de materiales que implicó: por un lado lograr que los muñecos de peluche se mantuvieran sumergidos en un fluido y por otra que el formol que es un medio ácido no destruyera la tela con la que estaban hechos estos muñecos. Realicé pruebas en el laboratorio GreenLab de la ciudad de Rosario hasta encontrar la proporción exacta de formol y agua, logrando la solución acuosa de formaldehído que tiene que tener cada una de las peceras para mantener el fluido cristalino sin perjudicar al peluche. El aspecto más interesante de esta serie fue su final: viajar a Londres buscando a Damien Hirst con una pequeña oveja-peluche sumergida en formol, un grabador y una filmadora. En Londres recorrí las galerías con las que anteriormente me había comunicado vía mail (White Cube, Tate Modern, Saatchi, Sotheby’s, entre otras) grabando y filmando (con la ayuda de los transeúntes circunstanciales con los que me encontraba en cada uno de esos lugares), mostrando como era rechazado mi pedido. Hasta que finalmente logré dejar sin autorización el obsequio en la Galería White Cube. A mi regreso edité el material creando con él una nueva obra: un video/documental (Buscando a Damien) que fue mostrado por primera vez en mi muestra individual “La oveja negra” en el Museo del Diario La Capital de Rosario (curada por Roberto Echen) junto con el mail enviado como respuesta a mi acción en Londres por la galería White Cube y una oveja negra sumergida en formol. Posteriormente este video participó del Festival Latinoamericano de Video Rosario y ganó el Premio al Mejor Corto Documental en el Festival Nacional de Cortometrajes, Ciudad de Galvez ese mismo año, 2013.
MCB: Memorias del invierno (2015) fue una muestra curada por Roberto Echen en el Centro de Expresiones Contemporáneas de Rosario. Una instalación con muñecos zoomorfos con una presencia mucho más agresiva, en situación de lucha, fuertemente contrastante con los peluches. Los materiales elegidos también enfatizan esa diferencia que vuelve las obras más violentas. Contanos sobre este trabajo y estas relaciones entre obras.
AT: Durante los meses de junio y julio de 2015 esta instalación participó de la muestra curada por Roberto Echen en el Centro de Expresiones Contemporáneas de Rosario. En ella cinco pseudo/animales (muñecos de características híbridas: mezcla de zorros, jabalíes y perros salvajes) formaban una manada violenta: Dos de ellos entrelazados en lucha (iluminados cenitalmente en medio del espacio en sombras) eran observados desde la distancia por otros tres animales que mostraban sus feroces fauces con poses amenazantes. Estos animales, a diferencia de mis anteriores muñecos rellenos de vellón, tenían una estructura interna rígida (posteriormente recubierta de gomaespuma y tela) de la que emergían fuertes garras y colmillos. Te cito mis propias palabras en una conversación con Beatriz Vignoli: “No quería que fuera una especie en particular, quería que fuera una fauna: violenta, hostil, un grupo de animales feroces que se agruparan en manadas, que atacaran…Mis anteriores animales de peluche fueron maltratados, heridos, sufrieron enfermedades, mutaciones. Ahora se vuelven violentos, aumentan su tamaño, les crecen garras y colmillos. El proceso de confeccionarlos fue inverso al de los animales de peluche que venía realizando hasta el momento: un molde relleno. Ahora partiría de la estructura interna del objeto/animal y luego la cubriría con tela…Esta decisión me lleva a investigar sobre taxidermia y a hablar con un taxidermista de Mar del Plata.” El proceso de confeccionarlos fue inverso al de los animales de peluche que venía realizando hasta el momento: un molde relleno.
MCB: Ecosistema Tavolini (2016) también fue curada por Roberto Echen en la Galería Gabelich Contemporáneo de Rosario. Aquí son 10 los muñecos zoomorfos que integran la instalación de salvajes animales con marcada actitud de hostilidad. ¿Qué proceso te llevó a desarrollar esta suerte de hábitat hostil cada vez más frecuente en tus trabajos?
AT: En esta nueva instalación se sumaron a los anteriores animales/híbridos: un conejo, tres cuervos y un gran ave rapaz. La sala de exhibición se transformó en su nuevo hábitat, un ecosistema hostil, donde la supervivencia se hacía difícil porque el alimento escaseaba.
MCB: Guardianes (2017) conforma una pequeña instalación a partir de dos muñecos que “protegen,” resguardan un patrimonio: las obras seleccionadas en el LXXI Salón Nacional de Rosario de ese mismo año. En esta oportunidad, aparece una nueva faceta vinculada al resguardo y la vigilancia y eso obviamente remite a cierto grado de violencia en su intento por prevenirla. Ese mismo año, la obra Pelea (2017), retoma la agresividad manifiesta y evidencia la lucha de un zorro y un ave rapaz; obra que participa del 106 Salón Nacional de Artes Visuales 2017, Palais de Glace, Buenos Aires. De alguna manera estos trabajos van afirmando un mensaje. Son buenos ejemplos individuales de lo antedicho.
AT: En Guardianes y Pelea trabajo conceptualmente de manera diferente. En estos casos son micro historias, donde los protagonistas están solos ante el peligro. A diferencia de las anteriores instalaciones donde convivían e interactuaban grupos de animales y donde el foco de atención estaba puesto en la manada. El grupo de animales de Guardianes se ubicó en uno de los ingresos a la sala de exhibición del museo protegiendo de amenazas al resto de las obras integrantes del LXXI Salón Nacional allí exhibidas. En el caso de Pelea, se exhibió durante el 106 Salón Nacional de Artes Visuales: un zorro y un ave rapaz se observan entre sí con poses amenazantes, el ave con sus fuertes garras extendidas, volando en picada, preparada para el ataque, entretanto el zorro la enfrenta mostrando sus colmillos, dispuesto a defenderse. ¿Quién ganará la pelea?
MCB: En la instalación La fragilidad de los cuerpos (2018) trabajas con cerámica además de los materiales habituales. Aquí abordas el tema de lo vulnerable y lo pones en relación con el ambiente que contiene la obra, en este caso una Microferia. Aprovechemos este ejemplo para que nos cuentes cómo manejas el tema de la obra en relación con la espacialidad y el espectador que la transita.
AT: La presente instalación fue especialmente pensada para la Feria de arte (Microferia) que se realizó durante la Primera Quincena del Arte Rosario. En ella siete pequeños conejos amarillos corrían entre los espectadores que visitaban el Stand en la Feria. Su título, La fragilidad de los cuerpos, hace referencia a la indefensión y vulnerabilidad que transmiten sus pequeños cuerpos en medio de la feria atestada de espectadores. En esta serie mi interés estaba en mover los conejos del lugar común (bases, soportes, estanterías) al suelo (la tierra) distribuyendo estos pequeños muñecos por la sala y obligando al espectador a sortearlos, para no pisarlos o patearlos. La fragilidad de los cuerpos (Episodio 2) (2018–19), continúa el trabajo anterior desplegando un grupo de pequeños conejos en la sala del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Santa Fe en el contexto del Salón de Mayo 2019.
MCB: Memorias del invierno (Episodio 2) (2019) retoma con fuerza aquello que aparece inicialmente en 2015, en una muestra colectiva en el Centro Cultural Recoleta curada por Julián Manzelli y Laura Spivak. Contanos sobre este segundo episodio y esta insistencia en la temática que no hace más que afirmar una búsqueda.
AT: La instalación ubicada sobre una plataforma en medio la sala tres del Centro Cultural Recoleta, mostraba a un grupo de cinco pseudo/zorros y dos cuervos que parecían luchar entre sí tratando de apoderarse de la única presa visible: un conejo que yacía entre ellos. La penumbra y la iluminación cenital aumentaban el dramatismo de la escena.
MCB: ¿Cómo y en qué trabajaste los años de pandemia? Una de tus últimas intervenciones fue en la mega muestra colectiva curada por Rodrigo Alonso, “Arte en juego” (2022) en la Fundación PROA en Buenos Aires. Contanos sobre este lapso de tiempo hasta reaparecer en escena y en qué estás trabajando para el futuro.
AT: Después de La fragilidad de los cuerpos, donde lo terrestre estaba muy presente, comencé a trabajar en bidimensión interesada en explorar un nuevo elemento: el aire. Por lo que pinté con acrílico sobre tela una serie de “Nocturnos” en los que diminutos pájaros posados en sus ramas eran observados en la oscuridad por serpientes ocultas entre el follaje. Estos paisajes devendrían en pinturas donde solo se pueden observar grupos de serpientes (madres e hijos). Para luego investigar posibles imágenes que representaran un tercer elemento: el agua. Comencé pintando camalotes en flor en los que se vislumbraban, entre las aguas apacibles que los circundan, cardúmenes de palometas (especie carnívora, común de encontrar durante el verano en la ribera del Río Paraná). Al comenzar los años de pandemia investigué nuevas materialidades (porcelanas, estructuras de alambre y cartón, terracota) que pudieran ser sometidas a grandes temperaturas, teniendo en mente un cuarto elemento: el fuego. Finalmente decidí realizar una nueva serie compuesta por conejos, animales de terracota que han perdido su piel de tela y será expuesta a finales de este año.