El escultor Leonardo Damonte, Profesor Superior en Artes Visuales, desarrolla una obra con un carácter más autodidacta que académico. Focalizando en la investigación de proyectos que establecen vínculos entre los elementos constitutivos, con especial atención en la luz y el color para componer el eje del relato de sus obras, el artista plantea instalaciones donde la escultura es un recurso para explorar la relación establecida entre el espacio y los objetos. Un trabajo que sintetiza lenguajes plásticos, se apoya en la evidencia arrojada por la investigación y la observación, de forma tal de encontrar las voces, propias de cada uno de los elementos que sean articulados para integrar un discurso superador. Damonte ha cursado Seminarios de posgrado en el IUNA – Instituto Universitario Nacional de Arte y expone de manera frecuente desde 2004 en galerías de arte, bienales y espacios culturales alternativos. Además de obtener destacadas becas y residencias internacionales, en 2009 obtuvo el tercer premio en la 98° Edición del Salón Nacional de Artes Visuales (nuevos soportes e instalaciones) en el Palais de Glace y en 2013 ganó el Premio Braque a las artes visuales. Su obra forma parte de importantes colecciones públicas y privadas.
María Carolina Baulo: Me gustaría comenzar citando tus propias palabras en tu Manifiesto donde te preguntas, “¿Cuántos usos diferentes puede tener un objeto antes de perder su utilidad inicial?” Tu obra en general se debate en torno a esta reflexión sobre la interacción de los elementos. Contanos al respecto.
Leonardo Damonte: Intento postular algunas reflexiones sobre ese asunto, una de las cuestiones que vengo investigando y abordando en mis proyectos tiene que ver con la designificación objetual. Todos los elementos que forman parte de mis obras son nuevos, no hay indicios de que los objetos que utilizo hayan sido usados como en obras de otros artistas que trabajan con materiales encontrados, también cuidadosamente recolectados de lugares específicos pero con una mirada quizá mas relacionada a lo arqueológico, un material con cierta reminiscencia a un pasado reciente. Estos aluden en la mayoría de los casos a cuestiones tanto culturales como sociales o históricas que traen los objetos con sigo, los cuales son deconstruidos o resignificados en función a su discurso estético. En mi proyecto, por el contrario, los elementos pierden su referencialidad objetual y adquieren una función diferente o invertida, hay una negación en el uso, los objetos no tienen historia, no fueron utilizados, trato de despojarlos de figuras, no hay un otro detrás, la unidad no está dada por el uso sino por la falta del mismo teniendo como resultado una estética pulcra y limpia.
MCB: Tu trabajo con la luz y el color es producto de una exhaustiva instancia de investigación. Contanos con algún ejemplo de alguna muestra, cómo opera esta dialéctica entre dos de los recursos más característicos de tu obra y cuáles son los materiales que sueles utilizar.
LD: Primeramente, los objetos que voy a decidir usar en un proyecto como bien vos lo marcas vienen de una exhaustiva búsqueda, son varios los puntos en los cuales presto mayor atención: la forma, el color y la materia son fundamentales, pero también miro más allá de eso y pienso en sus posibilidades, en la potencialidad e impacto que pueden llegar a tener los objetos en un diálogo dentro de un conjunto mayor. Es un proceso mucho más complejo en el cual genero una especie de archivo y los voy clasificando por familias de objetos por proximidad dentro de su universo objetual, su similitud en las formas, de color y tamaño. Esto me ordena al momento de pensar una obra, es más, muchas veces se construyen a partir de uno o varios objetos que funcionan como punto de partida a la cual voy construyendo la estructura que posteriormente será el sostén de la pieza. El color en la mayoría de las veces está determinado por este universo objetual al que hacía referencia. Al trabajar prioritariamente con materiales viales el color viene determinado por el tipo de objeto y eso fue limitando el color en mi obra lo cual rápidamente comenzó a funcionar como una marca o sello. Con la luz pasó algo similar, no fue una búsqueda intencional más bien fue un hallazgo. En mis primeros proyectos ya utilizaba luces, no con la potencia e intencionalidad que lo utilizo hoy, pero fue al igual que con el color, dos cuestiones que terminarían caracterizando mi trabajo.
MCB: Tu proceso creativo parte de bocetos pero no es hasta la instancia del emplazado que se puede tener una idea acabada de la obra. ¿Cómo es la dinámica de trabajar sobre un proyecto que tienes que pre-visualizar y recién cuando puedas estar físicamente en el espacio, sabrás el resultado final?
LD: En realidad parece más complejo de lo que realmente es, sí debo admitir que me genera cierta ansiedad pero tengo instancias previas como bien vos marcas, voy desarrollando, como la realización de dibujos previos, la construcción de un registro fotográfico de los objetos que voy a utilizar, para construir por medio de programas digitales un montaje lo más exacto posible, siempre pensando en generar una visualidad del proyecto. Si bien la obra se monta definitiva en el espacio expositivo, llevo elaborado anteriormente todo un proceso de construcción con diferentes instancias de este proceso valiéndome de diferentes medios que me ayudan y clarifican la idea general, pero es en el montaje de la obra, en ese juego cuerpo a cuerpo con el material, donde dimensiono realmente su relación con el espacio y tengo por primera vez la posibilidad de verlo en su totalidad. Suelo tener en cuenta dentro de las posibilidades dos o tres días extras para el montaje de mis proyectos ya que muchas veces puedo encontrarme con problemas que debo ir resolviéndolos, que exceden al propio montaje, permitiendo reformular alguna pieza de ser necesario o realizar los ajustes necesarios.
MCB: ¿Cuán importante es el concepto en tus obras? Es claro que tus obras escultóricas e instalaciones proponen una decodificación intelectual más allá de la pregnancia de las dimensiones, materialidades, luces y colores. Los elementos establecen un diálogo que construyen relatos.
LD: Me recuerdas a Danto cuandodecía que la belleza no es tan importante para el arte, que lo relevante es el significado de la obra. Como refería anteriormente, sobre mi intención en despojar a los objetos de su significado, es claro que esos objetos también significan en el contexto que los utilizo, se cargan de sentido, pero en mi caso priorizo el acto creativo a la reflexión o los posibles cruces. En la serie “Home Trainer,” por ejemplo, utilicé una cantidad de objetos que no pertenecían al universo objetual del cual acostumbraba usar en mis trabajos, en ese caso utilicé varios objetos domésticos que referían a mi madre y abuela e indirectamente a mi infancia. Objetos históricamente con una carga de género pero que designifico quitándole toda esa carga de contenido. Me gusta pensar mis obras como aparentemente abandonadas, desprovistas de figuras, generando un espacio inhóspito donde el tiempo se siente detenido.
MCB: ¿Cuáles son tus referentes en el arte?
LD: Mis referencias tienen ciertas analogías con artistas que plantean cuestiones similares a mi proyecto, siguiendo esta línea podríamos vincular mi trabajo con varios creadores desde los históricos como Dan Flavin, más allá de las obvias referencias en la luz, aunque su proyecto es marcadamente diferente al mío, encuentro cierta referencia en sus propuestas estructurales más progresivas sobre todo con mis últimos proyectos. Siguiendo esa misma línea esté también Robert Irwin, que si bien no planteo con mis propuestas el nivel de complejidad cromática que él maneja, existe en mis obras una proximidad en el uso del color donde este se torna un factor organizador de la obra. Quizá en referentes contemporáneos encuentro mayor empatía en la obra de Jessica Stockholder por ejemplo, más allá del marcado carácter monumental que caracteriza ambas obras, es reconocida también por sus pequeñas obras que surgen del ensamblaje de todo tipo de materiales, de diferentes colores que reúne en excéntricos composiciones y en ambos casos el color claramente conforma el elemento que conecta a los objetos entre sí. En otros artistas como Mike Nelson, por citar algunos, si bien como marcaba, hay algunos con referencias directas otros tienen un estilo claramente distinto al mío, pero existen puntos de conexión o proximidades ya sea en el uso de los materiales, el protagonismo del color, el carácter monumental o en la extrañeza que genera a partir de las formas, por ejemplo.
MCB: ¿Cuál es el rol del espectador en relación a tus instalaciones? ¿Cuán presente tienes su interacción con las obras a la hora de concebirlas? Y podría hacer esta pregunta extensiva al espacio: ¿Cómo piensas la obra en función del espacio que la contiene?
LD: Particularmente cuando comencé a trabajar en mi último proyecto lo primero que visualicé fue una obra de lectura lineal, con una estructura narrativa, una suerte de puesta en escena de elementos que, gracias a la luz, se tornaran antagónicos, en donde el espectador se moviera en el espacio como un lector pasa las páginas de un libro, donde una obra lleva a la lectura de la siguiente y así en lo sucesivo invitándolo a un desplazamiento activo dentro del espacio. Si bien uno puede planificar cierto orden en el recorrido en función a la lectura de la obra, el espectador es libre siempre de encontrar su propio camino y en referencia al significado no es único ni va en una única dirección, se va a modificar en relación y respuesta a cada espectador. La primera interacción que se establece es la propia con el objeto, es uno el primer espectador y es en esa primera interacción donde pienso en esa posible relación con el espectador. Sobre lo espacial, es allí donde pongo mayor atención, teniendo en cuenta específicamente el lugar específico donde se ubicaría la obra, ya que en la mayoría de las veces este espacio termina determinando su forma en general, su distribución y tamaño.
MCB: Uno de tus últimos proyectos se llama Dispositivo de dialogo 1. Figuraciones contradictorias en tres ficciones y algunas variables (2020/21). En tu obra, por lo general persisten las instalaciones lumínicas a gran escala donde conviven objetos de materialidades y naturalezas tan diversas como complementarias. En este caso se invierte la operatoria: si bien la presencia del color y el juego de contrastes entre los elementos sigue presente, no es ahora esa uniformidad la que integra la obra sino que el protagonismo está liderado por la materia. Contanos sobre este trabajo, el cual además, participó de la muestra “Los Mareados” en la Fundación Cazadores en 2021. Ahí cambia la dinámica porque pones en diálogo la obra con otros artistas.
LD: Desde hace un tiempo venía con ganas de desarrollar un proyecto en gran formato. Estuve trabajando en una serie de obras más pequeñas, construidas a partir del ensamblaje de diversos materiales, pensadas para ser montadas sobre pared, pero necesitaba volver a establecer un diálogo con el espacio. Fui invitado por Sergio Bazan, curador de la muestra, a participar de la misma con una instalación: la muestra estaba conformada por la propuesta de tres artistas con producciones tan particulares como diferentes pero todas centradas en la materia y el espacio como concepto central de sus investigaciones. Partí de la necesidad de ahondar en las posibilidades de la escultura, su relación con el espacio y la ocupación del mismo. La obra que presenté se articula en función a una estructura central y a partir de esta se organizan el resto de elementos que la conforman, sin intención de establecer jerarquías, ni señalar al elemento central como el más importante que el resto, la idea fue estructurar las piezas de la obra reuniéndolas y asociándolas en función a rasgos formales, cercanías o a otro tipo de relaciones que puedan establecer entre ellas. Por otra parte, la propuesta curatorial potenció la dinámica entre las tres obras en la sala, generando nuevos diálogos. Se visibilizaron varias ideas o hipótesis permitiendo una serie de nuevas interpretaciones. La experiencia de poner en diálogo mi obra con otras, es un tema que me preocupa últimamente ya que mis propuestas muchas veces generan cierta interferencia o contaminación lumínica que modifica la iluminación general del espacio que alberga las obras, porque la luz impregna a los trabajos de los demás artistas. Particularmente en esta propuesta curatorial, se previó esa cuestión de la iluminación propia de mis obras, utilizándola favorablemente, permitiendo la integración y propiciando este encuentro.